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Prensa Libre. Nacional. Pág. 8. Guatemala, sábado 24 de enero de 2009.

Actualidad: Nacional
“Los jueces no podían hacer nada en el caso”

Por: Claudia Méndez V. Periodismo comunitario

Erick Camayd-Freixas, traductor jurado del Tribunal Federal del Distrito Norte de Iowa, presentará en Guatemala, el próximo lunes, el ensayo Criminalización de los Migrantes, donde narra los abusos en contra de guatemaltecos capturados en la redada de Postville, EE. UU., el año recién pasado.

Camayd-Freixas formó parte del equipo de traductores que tuvo a su cargo el proceso legal contra 290 connacionales indocumentados que fueron obligados a declararse culpables y quedaron en prisión cinco meses, antes de ser deportados al país.

¿Cómo se enteró de la redada en Postville?

No sabía. Yo venía en un vuelo de Miami a Iowa, adonde llegué la misma noche de la redada. En el hotel me dijeron que me reportara al día siguiente, a las 7 horas, para ir en caravana al lugar donde íbamos a trabajar, y que resultó ser el Congreso Ganadero Nacional. Cuando llegamos, el secretario del Tribunal preguntó si habíamos visto las noticias. Dijimos que no. Fue entonces que nos dijo lo que había pasado y que se iban a efectuar ahí las audiencias de acusación.

¿Era la primera vez que servía de intérprete a migrantes indocumentados?

Sí. Yo trabajo en un tribunal penal (el del sur de La Florida), y estoy acostumbrado a tratar con criminales de verdad. Entonces, ¿qué pasa cuando empiezan las vistas el primer día y veo a los trabajadores encadenados, con grilletes en los tobillos, esposas en las muñecas y cadenas en la cintura, y que se les acusa, de 10 en 10, de robo de identidad agravado y fraude al Seguro Social. Me dije, entonces: esto es un tribunal federal, el caso no va a proceder. Tenía la esperanza de que al final, en el momento de la sentencia, los jueces iban a solucionarlo todo y que no los enviarían a la cárcel.

Pero no fue así.

Al final de las dos semanas, me di cuenta de que los migrantes habían firmado un convenio de Culpabilidad, que era vinculante y obligaba a los jueces a sentenciarlos a cinco meses de prisión.

¿Hubo algún hecho que lo obligó a denunciar el caso?

Todo lo que estaba pasando, pero no podía hacer nada, porque el Código de Ética de los intérpretes nos impide afectar el desenlace de un caso. Para mí era frustrante no hacer nada. La gota que colmó el vaso fue cuando vi que los jueces no podían hacer nada. Para mí fue traumático. Si el juez no puede administrar justicia, el sistema colapsa y queda anulado, y con ello, la democracia. Es lo que ocurre en los países totalitarios.

Antecedentes

Día trágico
El 12 de mayo del 2008, en un operativo, agentes federales efectuaron la mayor redada de la historia de ese país.

• Con lujo de fuerza, un contingente armado ingresó en una planta procesadora de carne y capturó a 390 indocumentados, de los cuales, 290 eran guatemaltecos.
• Los agentes golpearon a quienes trataron de esconderse. Luego les dieron una dispensa médica y los deportaron, para que los jueces no evidenciaran los abusos.
• Mientras comenzaban las vistas, no les permitieron dormir, recibir alimentos ni llamar por teléfono.
• Erick Camayd-Freixas evidenció 13 irregularidades en el proceso contra los migrantes capturados.
• Se les vedó el derecho a fianza y a contratar un abogado. Además, el sitio donde fueron juzgados no está acreditado por el Departamento de Justicia ni el Buró de Prisiones.
• El traductor espera que el Congreso actual de EE. UU. le dé seguimiento a la investigación.

elPeriódico. / elAcordeón Pág. 8. Guatemala, domingo 1 de febrero de 2009.

MIGRACIÓN
Postville: La criminalización de los migrantes
de Erik Camayd-Freixas

SOPHOS

El 12 de mayo de 2008, 900 agentes del departamento de Inmigración y Control de Aduanas fuertemente armados y con el apoyo de helicópteros, avionetas, agentes estatales y policía local, arrestaron, esposaron y encadenaron a casi 400 trabajadores indocumentados guatemaltecos y mexicanos de Agriprocessors, Inc., la fábrica destasadora y empacadora de carne kosher más grande de Estados Unidos. A partir de su experiencia como intérprete federal durante las subsiguientes audiencias ante la Corte, Erik Camayd-Freixas analiza en este cuaderno las implicaciones de tal accón en contra de los migrantes.

Fuente: SOPHOS

elPeriódico. Pág. 15. Guatemala, 4 de febrero de 2009.

Los libros más vendidos durante enero de 2009

SOPHOS

"Los 7 hábitos de los adolescentes altamente efectivos", Sean Covey, Debolsillo.

"El sueño de los justos", Francisco Pérez De Antón, Alfaguara.

"Guatemala, La historia silenciada tomo I", Carlos Sabino, Fce.

"Gomorra", Roberto Saviano, Debate.

"Otra comunicacion para otro desarrollo", Eduardo Gularte Cosenza, Cristian Ozaeta Calderón, Gabriel Díaz Salazar, Centro de Comunicación para el Desarrollo.

"La sombra del viento", Carlos Ruiz Zafón, Planeta.

"Postville: La criminalización de los Migrantes", Erik Camayd-Freixas, F&G Editores

"Guatemala, La historia silenciada tomo II", Carlos Sabino, Fce.

"Guatemala en llamas", Gustavo Adolfo Díaz López, Oscar De León Palacios.

"El hombre en busca de sentido", Victor E. Frankl, Herder.

Fuente: SOPHOS

Diario de Centroamerica / La Revista. Págs. 8-9. Guatemala, viernes 13 de febrero de 2009.

Postville: La redada más grande de la historia
Por: Alejandra Gutiérrez Valdizán | DCA |

Un pueblo: Postville. Una empacadora de carne kosher. 290 trabajadores indocumentados guatemaltecos. Un intérprete federal: Erik Camayd. Un parque de exhibiciones ganaderas que se convirtió en “centro de detención”... Estos son los escenarios y los protagonistas de la más grande redada efectuada en Estados Unidos (EE.UU.), que ha puesto en evidencia las inhumanas estrategias para tratar a los migrantes. Aquí el inicio de la historia. El final está por escribirse.

Eran las 10 de la mañana y algunos ya llevaban seis horas de, cuchillo en mano, descuartizar, desangrar y arrastrar vacas. En Agriprocessors Inc. siempre hacía frío, los sistemas de refrigeración que impedían que la carne de res se pudriera, provocaba que todos los trabajadores pasaran frío. Ese 12 de mayo de 2008, cada uno estaba concentrado en su trabajo, cuando las puertas se abrieron y empezó el caos.

Aproximadamente 900 agentes de la Policía de Inmigración y Aduanas (Inmigration and Customs Enforcement, ICE) arrasaron el lugar con órdenes de detención. Es fácil imaginar el espectáculo: hombres y mujeres que intentaban huir y resbalaban en la sangre de las reses regada en el piso, los de la ICE (irónicamente “hielo”, en su traducción literal al español) apresaban a todos.

Los gritos de los detenidos y los insultos de la policía eran acallados por los helicópteros Black Hawk que sobrevolaban la zona. Los oficiales declararon orgullosos, luego de tener a todos engrilletados y bajo control, que fue “el mayor operativo de su tipo, realizado en un mismo lugar en la historia americana”. La redada no fue producto de la casualidad, hacía un año que la ICE había iniciado las investigaciones y la creación del que se dice era el plan piloto que serviría de ejemplo para replicar en el resto del país.

Desde la empacadora de carne kosher más grande de EE.UU., los detenidos fueron trasladados a la sede del Congreso Ganadero Nacional (National Cattle Congress, NCC). Los hombres fueron encerrados en jaulas con catres y las mujeres recluidas en cárceles federales. Todos a la espera de un proceso migratorio, que funcionó como esa cadena de producción en la que los obreros, hasta ese día, habían trabajado.

El intérprete que dijo no

Mientras 390 migrantes eran enjaulados, el catedrático universitario de literatura latinoamericana e intérprete federal, Erik Camayd Freixas, estadounidense de origen cubano, tomaba un vuelo que lo llevaría desde Florida a Iowa. Camayd desconocía de qué se trataba el juicio en el que tendría que servir de traductor, la confidencialidad del caso era total.

La vida tiene acertijos y sorpresas inescrutables. Camayd se había acercado a Guatemala a través de la literatura con su libro Realismo mágico y primitivismo, un análisis de la obra de Miguel Ángel Asturias. A partir de su llegada al recinto de la feria ganadera, su encuentro con Guatemala y los guatemaltecos fue más bien de un realismo trágico.

La Secretaría del Tribunal de Distrito Federal de los Estados Unidos organizó un juicio bien orquestado por la ICE, que pertenece al poder Ejecutivo, en el que se pretendía y de hecho se logró, encarcelar y deportar, y según ellos, sentar un precedente sobre la rigidez del sistema migratorio.

Desde el momento en que Camayd, junto a los otros 26 traductores contratados, hizo el “tour” por la feria ganadera, empezó a percibir indicios de que algo no funcionaba bien. Pero su mayor desazón fue el primer día de tribunal cuando “empezó la más triste procesión que jamás haya podido presenciar, y que el público nunca llegaría a ver,… arreados en fila india de diez en diez, con grilletes en sus muñecas, cintura y tobillos, arrastrando cadenas y pies, hicieron el recorrido de entrada, cabizbajos, los obreros del matadero traídos a comparecer”.

La estrategia, según Camayd fue “criminalizar a los indocumentados”.

Los detenidos fueron sometidos a un proceso legal acelerado (“fast tracking”) en el que cada abogado defensor tenía asignados a 17 acusados, y se vieron arrinconados a aceptar la acusación directa del fiscal federal para evitar juicios que los haría permanecer meses e incluso años en la cárcel. No hubo un solo juicio individual, los acusados eran sentenciados de diez en diez.

Al principio el cuestionable proceso tuvo poca cobertura mediática. La prensa repetía las declaraciones institucionales y les era prohibido entrar con cámaras y grabadoras a los procesos. Todo parecía funcionar adecuadamente. Pero Camayd, con 23 años de experiencia, en los diez días que duró el proceso, descubrió que la justicia no estaba funcionando como debía.

El intérprete se enfrentó a una decisión ética, no tenía demasiadas opciones, podía renunciar al caso aduciendo “conflicto de intereses”, pero eso obstaculizaría el proceso, o guardar silencio y ser testigo de lo que allí sucedía. Camayd optó por seguir trabajando, pero no para guardar silencio. Cuando hubo terminado todo, cuando la mayoría de acusados estaba en prisión, a la espera de ser deportada, escribió el ensayo Interpreting after the largest ICE raid in US history: A personal account, donde revelaba los hechos y los retorcimientos legales de los que fue testigo.

El ensayo de Camayd empezó discretamente a circular por internet, hasta que llegó a la prensa. La periodista Julia Preston hizo una extensa nota en The New York Times sobre el trabajo del intérprete “que hablaba por los migrantes”, muchos la leyeron, y Postville, el matadero, y las injusticias cometidas, removieron a la opinión pública.

El director que odia el silencio

Entre los que leyeron el ensayo de Camayd estuvo Luis Argueta. El director y productor guatemalteco, residente en Estados Unidos, recordado por la ya clásica cinta El silencio de Neto, quizás nunca sospechó que una carnicería lo inspiraría para realizar un documental. Después de leer el ensayo, Argueta hizo dos cosas: le escribió a Erik Camayd y le dijo “felicitaciones, porque esto está escrito con el corazón y con la razón, todos los guatemaltecos están obligados a leerlo”, e hizo arreglos para visitar Postville.

El primer viaje de Argueta al pueblo de Iowa coincidió con la visita de tres congresistas que habían llegado desde Washington para escuchar las declaraciones de algunos de los que habían estado detenidos y habían sido procesados. Además empezó a hacer entrevistas que lo convencieron de que “esta historia se tiene que contar”.

Así estrechó el contacto con Camayd e inició la producción del documental abUSAdos que narrará las vivencias del caso Postville, las historias de quienes se quedaron en Estados Unidos y de quienes fueron deportados a Guatemala.

El director y el intérprete viajaron a finales de enero a Guatemala. Camayd presentó la traducción de su ensayo –Postville: La criminalización de los migrantes (FyG editores, 2009), se reunió con organizaciones que trabajan para los migrantes y recibió una condecoración del Ministerio de Relaciones Exteriores. Por último, acompañó a Argueta a San José Calderas, en Chimaltenango, donde se encuentra una gran parte de los guatemaltecos deportados.

El caso Postville ha tenido poco eco en Guatemala. En Estados Unidos movió manifestaciones, provocó que se invitara a Camayd a declarar en el Congreso, y volvió a poner en la mesa de discusión la necesidad de una reforma migratoria. Ahora, en Guatemala, a partir de la visita, Calderas empieza a aparecer en el mapa del Ministerio de Relaciones Exteriores, en las organizaciones que trabajan para los migrantes y la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH).

Del matadero a Calderas

El matadero estaba lleno de sangre, Calderas está lleno de polvo. Aunque es una región agrícola, allí la tierra no parece demasiado fértil. El 10 de febrero se reunieron en el salón de usos múltiples, por primera vez, unas 150 personas unidas por Postville. Algunos asistentes estuvieron allí, desangrando vacas y otros esperan noticias de parientes que están presos, o con grilletes electrónicos.

La PDH y la Mesa Nacional de Migraciones (Menamig) organizaron una reunión informativa y recabaron datos que les permitirán conocer cuál es la situación de los despojos que dejó la redada en Agriprocessors Inc. Las declaraciones de los asistentes servirían para ilustrar el libro de Camayd Freixas: en Estados Unidos, incoherencias de la justicia, un sistema carcelario de dudosa ética, un régimen migratorio inhumano y, en Guatemala, la pobreza extrema que empuja a miles de guatemaltecos a salir del país.

Una de las primeras lecciones que aprende un migrante indocumentado es que necesita la tarjeta de seguro social que le permitirá conseguir un trabajo. Si ha entrado sin papeles al territorio, obviamente le es imposible conseguir éstos por la vía legal, así que una red de falsificadores se encarga de vender documentos falsos, en algunos casos con nombre ficticio y en otros, con el nombre real y un número de seguro que pertenece a otra persona.

Con este documento los migrantes trabajan y pagan al seguro social, que recibe el dinero sin percatarse de que el número de quien paga es falso. Anualmente se reciben millones de dólares que servirán para pagar la jubilación de miles de estadounidenestadounidenses que desconocen que recogen parte del dinero que un migrante paga, sin la mínima posibilidad de algún día recibir su propia jubilación.

Esa inocente tarjeta azul, fue la que condenó a 290 guatemaltecos en Postville. Los fiscales utilizaron el delito de “robo de identidad”, un delito federal que fue especificado a partir de los atentados terroristas del 11 de septiembre, cuando se comprobó que los terroristas habían entrado a Estados Unidos con documentos falsos. En el proceso de Postville se planeó que los detenidos se declararan culpables de usar “a sabiendas un número de seguro social falso” y con este “acuerdo” el Gobierno les retiraría el cargo más grave de “robo de identidad agravado”.

Camayd explica que los abogados defensores se vieron forzados a recomendar a sus defendidos a declararse culpables. La mayoría tenía familia que dependía de su trabajo. Permanecer en prisión por más tiempo, a la espera de un juicio, era impensable. Así, los detenidos se declararon culpables y fueron condenados a cinco meses para luego ser deportados a Guatemala. La mayoría volvió en octubre del año pasado. Otros permanecen en prisión. Algunos que tenían hijos, con nacionalidad estadounidense, fueron liberados por “motivos humanitarios”, sin embargo, fueron forzados a utilizar un grillete electrónico con GPS.

Argueta, que desde hace meses sigue con sus cámaras a los migrantes que permanecen con el dispositivo electrónico sin poder trabajar, cuenta que los portadores del grillete deben conectarlo a la energía eléctrica y dice que “los niños lloran al ver a sus mamás “enchufadas”, tienen pánico de que se electrocuten, y no quieren ir al colegio porque tienen el trauma de que cuando vuelvan ellas no estarán”.

Es mejor algo que nada

En Calderas no hay trabajo, pero sí hay deudas. Muchos de los que fueron atrapados en Postville tenían poco tiempo de haber llegado, lo que implica que la deuda para pagar al “coyote” no estaba saldada. La mayoría obtuvo préstamos a través de usureros. “Nos cobran el diez por ciento mensual”, dicen todos con desconsuelo.

Erick Camayd lo tiene claro, el primer motivo para migrar es la pobreza. “Estamos en un ciclo de migración laboral, los obreros que emigran ahora tienden a ser los huérfanos del conflicto armado, lo irónico es que es un conflicto que EE.UU. patrocinó, pero claro allá nos es fácil olvidar la historia, desentendernos y decir que no tenemos ninguna responsabilidad con los guatemaltecos”. Camayd no tiene reparos en decir que ahora, “estos huérfanos del conflicto armado son los que están sufriendo un estado de terror y acoso en EE.UU.”.

En este sentido Argueta explica que lo que ve en Postville y en Calderas es lo que vio en los campos de algodón en los setenta en Guatemala. Una de las primeras obras de Argueta fue El costo del algodón y Guatemala, documental que fue prohibido en el país. El realizador recuerda a un hombre muy deteriorado físicamente, que decía junto a un costal de algodón “no me pagan mucho, tres chocas al día, pero de nada a algo hay mucha diferencia”. Argueta asegura que es ese “de nada a algo” lo que provoca que la gente migre.

Fidelina Morales, de San Miguel Dueñas, trabajaba en el área de pollo de Agriprocessors Inc., después de tres meses de haber sido obligada a regresar, aún no encuentra trabajo. “La gente habla mal de uno, porque decidió irse, pero ¿qué tiene de malo querer superarse? Dicen que uno es ambicioso, pero no es eso, simplemente es querer una vida mejor”.

Libertad fisurada

Erick Camayd cree en la justicia norteamericana, a pesar de lo que vivió en Postville, pero no duda en dar la voz de alarma. “El caso demuestra el colapso de los mecanismos de pesos y contrapesos de la separación de poderes, sobre la cual se apoya la democracia. En el proceso de Postville la ICE, de la rama Ejecutiva, y sus fiscales, asumieron el papel de la legislatura, manipulando las leyes, acusando a los detenidos de un delito que no cometieron. El robo agravado de identidad implica que una persona robe la identidad de alguien para utilizar su tarjeta de crédito, para solicitar préstamos. Los trabajadores de Postville utilizaban un número de seguro social para poder trabajar. Sí, cometieron una falta, entonces que se aplique la ley en este sentido, pero que no se les trate como animales y se les acuse por un delito que no cometieron”.

La ICE tiene un equipo de 17 mil agentes que deben justificar su trabajo para obtener recursos del Estado. La forma más fácil son las redadas. Argueta afirma indignado que las detenciones a narcotraficantes, a los ladrones de cuello blanco y otros tantos delitos, han disminuido, mientras que las persecuciones a migrantes indocumentados aumentan exponencialmente.

Pocos se han atrevido a decirlo, pero Camayd no teme: “La palabra para describir todo lo que está pasando es una: racismo”. Es sabido que los motivos de los policías de inmigración que rondan las calles y detienen a conductores o caminantes son básicamente por el aspecto físico.

En Estados Unidos aún están en prisión algunos de los atrapados en Postville, y en Calderas muchos esperan noticias de los suyos. Otro secreto que reveló el caso: el sistema carcelario es un negocio y los migrantes son perfectos para mantenerlo. Camayd explica que los presidios están privatizados y el Estado paga aproximadamente US$100 por cada noche que permanece un detenido entre rejas. Investigaciones han descubierto que funcionarios de gobierno tienen acciones en la industria.

El maltrato psicológico es constante en las prisiones. Una mujer dice “nos trataban como animales, la comida era como comida para perros, nos cambiaban de condado a cada rato, nos quitaron nuestra ropa y nos dejaban solo con esa ropa de prisión, ni siquiera usábamos calzones. Si uno no tenía dinero, no podía hacer llamadas, no podía comprar jabón… nada, solo dormíamos”.

Así, para muchos escuchar Postville es volver a la pesadilla. Pero el nombre de este pequeño poblado se ha convertido en símbolo en EE.UU. Gracias a la presión pública, esta semana un juez ordenó que se quiten los grilletes electrónicos a quienes los llevaron por más de seis meses.

Mientras, Agriprocessors Inc. está a punto de declararse en bancarrota. Según Argueta, nadie quiere ni puede hacer el trabajo que hacían los guatemaltecos.

Camayd nunca dudó en hacer pública la injusticia, “es necesario defender la democracia, no todos lo hacen, quizás porque no todos han visto lo que yo vi”.

Postville ha movido consciencias, incluso en Guatemala. Hasta el momento, se percibían pocos esfuerzos por darle atención a los migrantes y a los deportados, ahora se empiezan a buscar soluciones a sus problemas más urgentes, deudas imposibles de pagar, pobreza y desempleo.

Argueta sentencia: “Erik Camayd dice: es hora de que Estados Unidos adopte Postville, yo agrego: es hora de que Guatemala adopte a sus hijos”.

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