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Diario de Centroamerica. Pág. 12. Guatemala, miércoles 25 de junio de 2008.

"Genocidio: ¿La máxima expresión del
racismo en Guatemala?"

Libro de Marta Elena Casaús Arzú, sale a luz.

Por: Eduardo Gómez

Las minorías étnicas de Guatemala, afectadas por el racismo, son campo propicio para actos de genocidio.

De contraportada: El racismo en sus diversas expresiones, prácticas, manifestaciones y lógicas, es un factor histórico estructural que funciona y ha funcionado como uno de los principales mecanismos de opresión, explotación y sobre todo como la mejor justificación de un sistema de dominación y mantenimiento del status quo.

En este cuaderno la autora desarrolla la tesis de que en aquellos estados pluriétnicos y pluriculturales, en donde existen minorías étnicas o mayorías minorizadas, como es el caso de Guatemala, y en donde el racismo ocupa un lugar primordial en la estructura social, en la ciencia y en la estructura de poder, estas prácticas, actitudes y manifestaciones contribuyen a la ejecución de actos de genocidio.

De la escritora: Marta Elena Casaús Arzú, es Doctora en Ciencias Políticas y Sociología. Es profesora titular de Historia de América en la Universidad Autónoma de Madrid. Ha sido investigadora principal en múltiples proyectos relacionados con el desarrollo intelectual centroamericano. Entre sus publicaciones más recientes están: Guatemala: linaje y racismo (F&G Editores, 2007), Informe sobre el diagnóstico del racismo en Guatemala: Investigación interdisciplinaria y participativa para una política integral para la eliminación del racismo (Directora y coordinadora, Guatemala, Vicepresidencia de la República, 2006), Las redes intelectuales centroamericanas: un siglo de imaginarios nacionales (1820-1920) (Guatemala: F&G Editores, 2005), La metamorfosis del racismo en Guatemala (Guatemala: Cholsamaj, 2002), Historia intelectual de Guatemala (Guatemala: USACCEUR/UAM), Desarrollo y diversidad cultural en Guatemala (Guatemala: Cholsamaj, 2000).

Este trabajo fue elaborado gracias al proyecto de Investigación Algunos conceptos vertebradores de la Modernidad en América Latina (MEC y Fondos Feder. HUM, 2005/2006 06556-CO4-02/HIS). En su día fue presentado como una conferencia en la Casa de América en Madrid.

Actualmente participa en las siguienes investigaciones: “Ciencia y política frente a las poblaciones humanas. Europa y América, siglos XIX-XXI”, 2006-2009; “Algunos conceptos vertebradores de la modernidad en América Latina” 2005-2008; “Palabras de la modernidad en la España contemporánea”, 2005-2008.

Ficha referente: Casaús Arzú, Marta Elena. "Genocidio: ¿La máxima expresión del racismo en Guatemala?" Guatemala: F&G Editores, 2008. 1er. edición. 76 págs. 11.4 x 20.9 cms. ISBN No. 3: 978-99922-61-74-3 Rústica. US$6.00. Q.25.00.

Prensa Libre. Opinión. Pág. 16. Guatemala, jueves 26 de junio de 2008.

PERSISTENCIA
Racismo y genocidio

Por: Margarita Carrera

(Nota de pésame: a m i ilustre amigo embajador de España, don Juan López-Dóriga, por el trágico fallecimiento de su hijo Álvaro López-Dóriga González).

Al “asesinato racial”, un crimen que no tenía nombre, Raphael Lemkin le denominó “genocidio”, del derivativo griego “geno” que quiere decir “raza” o “tribu” y el derivativo latino “cidio”, de “caedere”, que significa “matar”.

Así dio nombre al crimen de matar o hacer desaparecer a una raza, a su cultura, a su idioma, a su historia. Cuando los dirigentes nazis fueron llevados al Tribunal de Nuremberg se les acusó de “crímenes contra la paz”, “crímenes de guerra”, y “crímenes contra la humanidad”.

No se utilizó la palabra “genocidio” como hubiera querido Lemkin. Entonces escribió: “El genocidio no es guerra. ¡Es mucho más peligroso que la guerra!”. Porque cuando una raza o un grupo es blanco del genocidio, la pérdida es permanente; incluso los individuos que sobreviven al genocidio quedan privados de una parte de su identidad para siempre.

La tipificación de genocidio era que la ley “colocaría una especie de cordón sanitario alrededor del país culpable”. De tal forma que los responsables de genocidio quedarían atrapados en su país. Sin embargo, el genocidio jamás puede ser asunto interno de ningún país. Dondequiera que suceda debe constituir la responsabilidad de todo el mundo civilizado (Problema infernal. Estados Unidos en la era del genocidio, Samantha Power, FCE, México, 2005).

La guatemalteca Marta Elena Casaús Arzú retoma el tema del genocidio en Cuadernos del presente imperfecto No. 4, de F&G editores (febrero de 2008), con su obra Genocidio: ¿la máxima expresión del racismo en Guatemala? Está de más recordar que Casaús es doctora en Ciencias Políticas y Sociología, profesora titular de Historia de América en la Universidad Autónoma de Madrid e investigadora infatigable; autora de títulos tan trascendentales como Guatemala: linaje y racismo (F&G editores, 2007). Su trabajo sobre el genocidio fue presentado en Casa de América, en Madrid.

En él prueba que “el racismo constituyó un elemento fundamental para explicar la saña y discriminación con la que se llevaron a cabo los operativos militares contra las comunidades indígenas del Occidente”. El Estado de Guatemala, a través del Ejército, cometió actos de genocidio contra grupos del pueblo maya, considerado como el enemigo interno. Casaús asevera que los “genocidios no son casuales, ni fruto de una aberración de pueblos salvajes. Forman parte de la racionalidad y en cualquier momento pueden volver a producirse(...)”. El señalamiento de que existe relación entre racismo y genocidio, la lleva a la conclusión de que en donde existe el racismo, hay siempre posibilidad de que se cometan genocidios. En Guatemala, el racismo ha sido siempre parte íntima y profunda de su estructura social, manejada por la élite blanca que forma parte intrínseca del Estado. Definición de racismo: “La valoración generalizada de unas diferencias, biológicas o culturales, reales o imaginarias, en provecho de un grupo y en detrimento del otro, con el fin de justificar una agresión y un sistema de dominación (...)”.

Así que el racismo puede provenir no solo de una clase social, de un grupo étnico o de un movimiento comunitario, sino del mismo Estado, como ha sucedido, entre otros países, en Alemania y en Guatemala. En Genealogía del racismo, Michel Foucault (a quien Casaús cita) estudia cómo el Estado, en nombre de la soberanía, decide quién tiene derecho de vivir y quién no; de tal forma que los Estados más homicidas son a la vez los más racistas: “Es en el Estado y sus aparatos represivos en donde el genocidio opera como máxima expresión del racismo, porque constituye un elemento intrínseco al mismo y forma parte de uno de sus ejes vertebradores utilizados y manipulados por las élites de poder que se consideran blancas”, afirma Casaús al referirse al Estado Guatemalteco.

Si esto ha pasado en Europa, también en Guatemala, donde el racismo tiene profundas raíces. Y donde exista racismo, puede repetirse el genocidio.

elPeriódico. Pág. 15. Guatemala, jueves 4 de septiembre de 2008.

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Guatemala, La historia silenciada tomo II, Carlos Sabino, Fce.

Guatemala: Causas y orígenes del enfrentamiento, F&G Editores

La Tragedia de la Embajada de España en Guatemala, 31 de enero de 1980, Jorge Lujan Muñoz, Magna Terra Editores

Guatemala, La historia silenciada tomo I, Carlos Sabino, Fce.

Guatemala del genocidio al feminicidio, Victoria Sanford, F&G Editores

Los locos mueren de viejos, Vanessa Nuñez Handal, F&G Editores

Pequeña historia de viajes, Amores E Italianos, Dante Liano, Roca Editorial

The Secret, Rhonda Byrne, Atria Books

Genocidio: ¿La máxima expresión del racismo en Guatemala?, Marta Elena Casaus Arzú, F&G Editores

Los hijos del incienso y de la pólvora, Francisco Pérez De Antón, Alfaguara

Fuente: SOPHOS

elPeriódico. Pág. 15. Guatemala, martes 7 de octubre de 2008.

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Cuentos Chinos, Andrés Oppenheimer, Debolsillo.

Guatemala, La historia silenciada tomo II, Carlos Sabino, Fce.

Guatemala, La historia silenciada tomo I, Carlos Sabino, Fce.

Los locos mueren de viejos, Vanessa Nuñez Handal, F&G Editores.

El despertar del alma, Enrique Gómez Carrillo, Editorial Cultura

Retrato del artista adolescente, James Joyce, Alianza

La tierra es plana, Thomas Friedman, Martínez Roca

Guatemala: Linaje y racismo, Marta Elena Casaús Arzú, F&G Editores

La Tragedia de la Embajada de España en Guatemala, 31 de enero de 1980, Jorge Lujan Muñoz, Magna Terra Editores

Genocidio: ¿La máxima expresión del racismo en Guatemala?, Marta Elena Casaus Arzú, F&G Editores

Fuente: SOPHOS

Diario de Centroamerica / La Revista. Pág. 14. Guatemala, viernes 24 de octubre de 2008.

Genocidio: ¿La máxima expresión
del racismo en Guatemala?

> Marta Elena Casaús Arzú
> F&G editores, 2008

Casaús Arzú desarrolla la afirmación de que en las sociedades pluriétnicas y pluriculturales, en donde se manifiesta el racismo, existen condiciones para la ejecución de actos de genocidio. Durante la guerra interna se invisibilizó el racismo en favor de la creencia de que se trataba de un problema de clases sociales. En Guatemala, el racismo ha sido parte íntima de su estructura social. En este trabajo, se resume la historia de las políticas, referentes a las etnias, como elementos que han impedido el desarrollo del país. | NM | DCA

elPeriódico. Pág. 15. Guatemala, noviembre de 2008.

Los libros más vendidos durante octubre 2008

SOPHOS

Cuentos chinos, Andrés Oppenheimer, Debolsillo

Winning (Ganar), Jack Welch, Zeta

Guatemala, La historia silenciada tomo II, Carlos Sabino, FCE

El arte de la guerra, Sun Tzu, Edad

Guatemala, La historia silenciada tomo I, Carlos Sabino, FCE

Los locos mueren de viejos, Vanessa Nuñez Handal, F&G Editores

Bananas. Peter Chapman, Canongate

Genocidio: ¿La máxima expresión del racismo en Guatemala?, Marta Elena Casaus Arzú, F&G Editores

De Iximche a Iximche, Miguel Ángel Sandoval, F&G Editores

Violencia, corrupción judicial y democracias frágiles, Pierre Fruhling, F&G Editores

Fuente: SOPHOS

Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica (AFEHC). Marzo de 2010.

Genocidio: ¿La máxima expresión del
racismo en Guatemala?

Nota crítica acerca del interesante nº4 de la colección Cuadernos del presente imperfecto, corto ensayo de Marta Elena Casaús Arzú sobre el racismo y sus manifestaciones en Guatemala

1 Pocas veces se encuentra en América Latina una reflexión pertinente acerca de la cuestión del racismo en las sociedades correspondientes. La negación del racismo, muy presente en la población en general, es compartida por extensos sectores intelectuales. Y cuando se trata el tema del racismo, en la mayoría de los casos sólo se aplican a la realidad categorías elaboradas a priori, sin análisis de las relaciones sociales y de las experiencias vividas. Por lo tanto resulta estimulante leer el corto ensayo que la socióloga e historiadora Marta Elena Casaús Arzú dedicó a la cuestión del racismo y de sus vínculos con el genocidio perpetrado en Guatemala en los años 1981-1983.

2 Marta Casaús, guatemalteca, profesora de Historia de América en la Universidad Autónoma de Madrid, dedicó varias obras a la cuestión del racismo. El mérito de ésta estriba en que nos propone una síntesis del resultado de sus investigaciones y reflexiones.

3 Al contrario de los que sólo ven en el racismo una herencia y supervivencia del pasado colonial, la autora afirma de entrada la modernidad del racismo y de su manifestación paroxística en el genocidio. Como otros genocidios recientes (el de los Judíos por los Nazis, o los de Rwanda o de Bosnia), la empresa de destrucción que sufrieron los indígenas guatemaltecos a principios de los ochenta, durante el conflicto armado interno, se llevó a cabo con lógicas y medios modernos. La crueldad y el horror de las masacres, que distan de ser manifestaciones de un supuesto “estado salvaje”, son la expresión de un racismo encarnado por un poder, instituciones y hombres de hoy.

4 Sin embargo, como historiadora, Marta Casaús no olvida las raíces históricas del racismo y del genocidio. Propone un análisis « histórico-estructural » de algunos de los momentos más fuertes y de sus significados: la segregación y la discriminación de las « castas indígenas » bajo la Colonia (curiosamente, la « destrucción de las Indias » en tiempos de la Conquista no recibe trato especial); la voluntad de borrar la « mancha india » dentro de la construcción del Estado nacional después de la Independencia y más especialmente bajo los regímenes del liberalismo autoritario (finales del siglo XIX, inicios del siglo XX); la violencia anti-indígena del Estado oligárquico-militar de los años 1960-1980.

5 En estos dos últimos períodos, el racismo resulta claramente identificado con formas de modernización autoritarias y excluyentes. La primera se inspira en el positivismo y sus variantes tales como el darwinismo social y el racialismo espenceriano. Antes de dar una imagen literaria y folclórica del Indio guatemalteco, Miguel Ángel Asturias estuvo entre los portavoces del asimilacionismo homogeneizador y del « blanqueamiento » de la nación. A este respecto, las páginas que dedica Marta Casaús a los intelectuales de la « generación de los años 1920 » y al historiador y « antropólogo » Carlos Samayoa Chinchilla son edificantes.

6 El racismo agresivo y defensivo del poder oligárquico-militar de la segunda mitad del siglo XX alcanzó un clímax al principio de los años 1980 con la multiplicación de las masacres de la población civil, cuyas víctimas fueron en mayoría indígenas. La crisis del modelo de modernización autoritaria y de la dominación racista, añadida a la voluntad de quebrar el movimiento de emancipación indígena y de impedir su posible articulación con el movimiento armado, son elementos que explican la violencia extrema de esta represión. En esta fase, la Iglesia Pentecostal, en plena expansión, estaba vinculada con ese modelo de modernización autoritaria; abogaba por la liquidación de la tradición maya, pero sobre todo estaba compitiendo con las neo-comunidades católicas progresistas y fue utilizada para destruirlas: la lógica genocida se alimentó con una dimensión de depuración religiosa. En su análisis del paso del racismo a la violencia genocida, Marta Casaús sigue fiel a su perspectiva histórico-estructural, al mismo tiempo que subraya el peso de los actores, de las lógicas y de los imaginarios que motivan sus conductas: « el Indio como amenaza pública » (p. 54), « el miedo a una rebelión del Indio » (p. 57), « el hecho de que el indígena pasara de ser objeto a ser sujeto de su propia historia y se incorporara a la vida política de forma masiva a través de organizaciones revolucionarias » (p. 57) . Las modalidades de la incorporación de un importante sector indígena al conflicto armado en la Guatemala de los años 1970-1980 fueron objeto de interpretaciones diversas. David Stoll, en su obra Between Two Armies in the Ixil Towns of Guatemala (New York : Columbia University Press, 1993), las ve más que todo como el resultado de manipulaciones, de provocaciones y de coacciones cruzadas ejercidas tanto por los guerrilleros como por los militares, todos externos a las comunidades, lo que lleva el autor a considerar la guerrilla al menos tan responsable como el poder del desastre causado por el conflicto. Como lo indica el mismo título de la obra, Stoll establece entre estas dos fuerzas una falsa simetría, indefendible frente a un análisis de los actores y autores intelectuales de las masacres, puesto que la casi-totalidad de éstas fueron cometidas por militares y civiles bajo sus órdenes. En un texto reciente, De Iximché a Iximché. El recorrido reciente de las luchas indígenas (Guatemala : F&G editores, 2008), Miguel Ángel Sandoval, ex-dirigente del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), sostiene que existía una misma mirada por parte del movimiento indígena y de las organizaciones revolucionarias, por lo menos a partir de la declaración de Iximché (1980).

7 En La guerra en tierras mayas (México: Fondo de Cultura Económica, 1997), mostré cómo, mediante rupturas más que por continuidades, ciertos sectores del movimiento indígena — el cual era esencialmente un movimiento de base, de emancipación económica, social y cultural, de rechazo al racismo y de protestantismo ético — convergieron con el movimiento revolucionario cuya lógica era político-militar y guiada por el objetivo de la toma del poder de Estado. El miedo a que la rebelión indígena se convirtiera en una insurrección armada revolucionaria masiva — es decir la confluencia de dos miedos, el miedo a la « amenaza india » y el miedo a la « amenaza comunista » — incitó el poder a llevar una guerra contra-insurreccional y genocida, contra organizaciones de guerrilla y, más profundamente, contra la población civil implicada en el movimiento de emancipación indígena.

8 ¿Qué hay del racismo, hoy en día, en el período del pos-conflicto? ¿Qué efectos han tenido los Acuerdos de Paz? Marta Casaús cita encuestas que dejan pensar que el racismo no ha perdido vigor, inclusive entre las élites. La progresiva toma de conciencia del fenómeno no se ha traducido por su desaparición sino por una relativa mutación, por una mezcla de determinismo biológico y de estereotipos culturales. Los progresos discontinuos y limitados del movimiento indígena y de sus aliados producen efectos contradictorios o ambivalentes: por una parte, frenan la manifestación pública del racialismo biológico, e incitan a los secuaces del racismo a expresarse sólo en ámbitos privados o a darles a sus ideas un aspecto más cultural; por otra parte, ciertos sectores de las clases medias, hasta ahora indiferentes o tolerantes, ven como una amenaza el que los Mayas accedan a responsabilidades institucionales de nivel nacional, aunque sea en poco número y en puestos secundarios.

9 Yvon Le Bot Centre d’analyse et d’intervention sociologiques (CNRS/EHESS), Paris.

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