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Así que ésta es la vida Alcira de Torres / Ana María Jurado G. / Claudia Ponce / Gloria Duque de Tobar / Inés Vielman / Julio Alberto Aguilar / Kim Lam / Luis Ortiz / Silvia Pérez Cruz. Así que ésta es la vida. Guatemala: F&G Editores, noviembre de 2011, 1a. edición. 222 págs. 12.7 x 20.3 cms. ISBN: 978-9929-552-44-9. Rústica. US$17.00. Q.90.00. CompartirCOMPRAR EN LINEA: |
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PRÓLOGO
Contenido:
PRÓLOGO. Arturo Monterroso |
De contraportada: En estas páginas el lector encontrará historias sutiles y desgarradoras; relatos de un humor fresco y delicioso; incursiones en la intimidad de personajes inesperados; sobrevuelos en los territorios de gente que debe tomar decisiones en un momento de su vida; infidencias llenas de melancolía; cuentos ingeniosos que requieren de la imaginación para descubrir sus claves; referencias a nuestra historia, la reciente y la distante; fotografías de tragedias cotidianas, de personas condenadas a un sino ineludible; ficciones que se parecen a la realidad, vista desde la lucidez que no queda al otro lado del espejo sino en otra parte. Se trata de construcciones imaginarias escritas con una prosa ágil que nos agarra del brazo y nos obliga a seguir leyendo. La intriga, la curiosidad, la complejidad psicológica; la risa, la sonrisa irónica y, a veces, el sarcasmo, pero también la nostalgia y cierta melancolía dan cuerpo a estos relatos ricos en imágenes; un paisaje de la cotidianidad y de lo fantástico, narrado con precisión, honestidad y desenfado. Arturo Monterroso. |
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Los Desatosigados. El nombre de Los Desatosigados surgió como una ocurrencia; todos sus integrantes habían participado en varios talleres de escritura cuya consigna fue siempre el abandono de las preocupaciones. Nada debía atosigarnos. Digo “atosigarnos” porque aunque dirigí algunos de esos talleres, siempre me sentí como uno más del grupo. Las penas, las preocupaciones y el cansancio debían quedar afuera. Bueno, al menos eso intentábamos. La vida se nos pone difícil de vez en cuando; no siempre puede uno evadirse, a pesar del alivio que produce el acto de escribir, la presencia de los libros. La escritura era para nosotros en esos tiempos –y sin duda lo sigue siendo– un ejercicio que carecía de solemnidad y empaque. Y que todos ejercían con tanta desenvoltura como se habían propuesto. El taller era un reducto donde podíamos crear historias, subvertir el orden de las cosas o conciliar nuestras propias contradicciones. Cada quien venía a contar sus relatos (y a leer sus poemas –sí, también escribimos poesía– o sus anécdotas, por demás interesantes) con absoluta libertad. Si había límites, eran los que determinaba el tiempo de que disponíamos y la exigencia de que los textos estuvieran bien escritos. Durante años trabajamos como albañiles, construyendo cimientos, andamiajes y estructuras cuya solidez nos permitiera un manejo consistente de las palabras, las frases, las imágenes, las metáforas. Luego vino el trabajo de relojería. Arturo Monterroso |
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Otras publicaciones Además consulte las siguientes publicaciones: |
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LA LUCIDEZ DE LA LOCURA. RELATOS CLÍNICOS Jurado, Ana María. US$ 13.00 Q 70.00 |
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Pérez Cruz, Silvia E. US$ 13.00 Q 70.00 |
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Fragmento: PRÓLOGO. Arturo Monterroso
