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elPeriódico / Nacionales. Pág. 6. Guatemala, martes 31 de octubre de 2006.

Hecho
Muere Carlos Paz Tejada

Carlos Paz Tejada, quien participó en la geta armada del 20 de octubre de 1944, murió ayer en su residencia de México a los 88 años de edad. Nació el 27 de noviembre de 1917. Presidió el Consejo Superior de la defensa y sucedió a Francisco Javier Arana en la jefatura de las fuerzas armadas en 1949. Residía desde hace algunos años en Guanajuato, México, en compañía de su esposa, Teresa Tres de Paz, y sus hijos. Será sepultado hoy en dicho país.

Diario La Hora / Editorial. Pág. 2. Guatemala, martes 31 de octubre de 2006.

La muerte de Carlos Paz Tejada

Por: Oscar Clemente Marroquín

El 20 de abril del 2001 vino a La Hora el coronel e ingeniero Carlos Paz Tejada, quien había vuelto al país para presentar sus memorias editadas con la colaboración del escritor Carlos Figueroa Ibarra. Ellos dos, junto a Carlos Enrique Wer, departieron conmigo y con mi padre haciendo recuerdos de lo que fue la experiencia de Paz Tejada y, sobre todo, su forma de encarar la vida a los más de ochenta años de edad. “Con la vejez me he vuelto místico”, le dijo en cierto momento a mi padre, frase que ahora él me repite cada vez que nos vemos.

Yo no había nacido cuando Carlos Paz Tejada asumió el cargo de Jefe de las Fuerzas Armadas de Guatemala tras el asesinato de Francisco Javier Arana, pero todo el proceso revolucionario y especialmente los sucesos del 49 siempre me han interesado mucho y de ellos he leído abundante material, además de lo que conversé muy frecuentemente con mi padre y mi abuelo, ambos testigos presenciales de esos hechos y profundos conocedores de la historia. Por eso cuando Paz Tejada vino a La Hora fue una oportunidad extraordinaria para conversar y escuchar sus puntos de vista no sólo de lo vivido entonces, sino de sus posteriores participaciones en esfuerzos para revertir el proceso impuesto por la intervención norteamericana de 1954. Paz Tejada tuvo participación importante en el levantamiento del 13 de noviembre de 1960 y dirigió el primer movimiento guerrillero que terminó con el fracaso en Concuá en 1962.

Carlos Paz Tejada había sido uno de los cadetes más destacados de la Escuela Politécnica y lo demostraba el hecho de haber sido Sargento Primero y Abanderado de la Compañía de Cadetes, calidades que han ostentado al mismo tiempo muy pocos de los alumnos de esa academia militar, entre ellos Jorge Luis Araneda Castillo, muerto durante el levantamiento de los Cadetes el 2 de agosto de 1954. Tras la revolución de octubre del 44 la constituyente estableció un régimen de mando militar en el que creó la figura del Jefe de las Fuerzas Armadas y un Consejo Superior de la Defensa. Habiendo sido Jacobo Arbenz designado Ministro de la Defensa, correspondió a Francisco Javier Arana el cargo de Jefe de las Fuerzas Armadas y periódicamente se hacían elecciones entre los oficiales para designar a los miembros del Consejo Superior de la Defensa. Las controversias entre oficiales de línea y oficiales de carrera marcaban muchas de esas decisiones colectivas de la oficialidad del Ejército y por ello los politécnicos eligieron a Paz Tejada para presidir el Consejo y esa posición ostentaba cuando se produjo el asesinato de Arana.

El exilio y la lejanía han hecho que los guatemaltecos conozcan poco de la figura de Carlos Paz Tejada y la forma en que sirvió al país tanto en el plano militar como en su calidad de ingeniero. Y fue precisamente esa profesión la que le permitió vivir con cierto decoro en México porque debido a su capacidad fue pieza importante en trabajos en la Comisión del Río Balsa bajo las órdenes del general Lázaro Cárdenas.

Conversar con él fue una de las experiencias inolvidables de mi vida. He tenido la suerte de cultivar amistades con personalidades como el doctor Juan José Arévalo, el también doctor Raúl Osegueda Palala, el licenciado Alfonso Bauer Paiz y el licenciado Óscar de León Aragón, actores de primera fila de sucesos cruciales de aquella ya lejana época revolucionaria. Y la figura del militar íntegro encarnada en Paz Tejada redondeó muchas de las ideas que tenía sobre esa lejana y la olvidada gesta. Ayer recibí un correo de Carlos Figueroa sobre la muerte de Paz Tejada conteniendo un obituario que reproduzco como muestra de aprecio y respeto a un guatemalteco que siempre amó a su patria.

Prensa Libre / Esquelas. Pág. 55. Guatemala, martes 31 de octubre de 2006.

Coronel e Ingeniero

Carlos Paz Tejada

Falleció en la Ciudad de México, el 30 de octubre de 2006

Lo participan su esposa María Teresa Tres de Paz sus hijos: Dr. Carlos Paz Tres y su señora Susana de Paz, Dr. Juan Antonio Paz Tres y su señora Guadalupe de Paz, Licda. María Mercedes Paz Tres, sus hermanos: Sr. Gabriel Paz Tejada y su señora Adela de Paz, Sr. Arnold Erickson y su señora Ana María Paz de Erickson, sus hermanas políticas: Mariana Aragón de Paz, Conchita Armas de Paz, Marta Maguermans de Paz, nietos, sobrinos y demás familia.

Guatemala, Octubre 2006.

elPeriódico / Opinión. Guatemala, jueves 2 de noviembre de 2006.

Muere un coronel de la primavera
“Primavera en el país de la eterna tiranía”.

Por: Miguel Ángel Albizures

El pasado 30 de octubre, cuando apenas iniciaba el día, nos sorprendió la noticia del fallecimiento en México del coronel e ingeniero Carlos Paz Tejada, uno de los coroneles de la primavera de los años de la Revolución de Octubre que guió los tanques para apuntar hacia al Palacio y contribuir a la renuncia de Federico Ponce Vaides que había dado continuidad a la dictadura de los 14 años.

Pareciera que Paz Tejada no quería dejar pasar octubre para despedirse y quien sabe cuántos acontecimientos se amontonaron en su mente al rememorar las hazañas de que fue partícipe para devolver la dignidad al pueblo y por qué no decirlo, al Ejército del que él formó parte y que sus compañeros de armas pusieron de rodillas frente al imperio en 1954.

Cuando se produjeron hechos de desestabilización e intentos de golpe de Estado al gobierno del doctor Juan José Arévalo, ahí estuvo Paz Tejada para defender al gobierno legalmente constituido y fue él, quien se puso al frente para poner fin a las acciones que sectores conservadores realizaban en contra de Arévalo. Su lucha y su compromiso no terminó con el cuartelazo del 54, se extendió a lo largo de su vida y fue un ejemplo para las nuevas generaciones que soñaban y sueñan con un país distinto.

Fue Paz Tejada quien junto a otros ciudadanos, entre ellos Rodrigo Asturias, formó el Frente 20 de Octubre y dirigió la Batalla de Concha, en Baja Verapaz, columna aniquilada por el Ejército y de la cual logró escapar con vida. Fue en esas fechas y quien en medio de las gestas de marzo y abril de 1962, lanzó el comunicado del Frente 20 de Octubre en donde planteaban “que la única forma de poner fin a las calamidades que torturan a nuestro país es derrocar al régimen despótico de Ydígoras y establecer un gobierno que con hechos pruebe ser merecedor de la confianza popular”.

Varias veces estuvo de visita en Guatemala y una Escuela de Estudios Políticos lleva su nombre junto al de otro revolucionario como lo es Alfonso Bauer Paiz que compartió con Paz Tejada los años de “primavera en el país de la eterna tiranía”. Si uno puede hablar de militares dignos y de principios, es porque existieron personajes como el coronel e ingeniero Carlos Paz Tejada, con una sensibilidad humana puesta prueba que hoy, aún después de su muerte, se yergue por sobre sus detractores que utilizaron las armas para someter al país y no para liberarlo. Quiero recordar a Paz Tejada en aquella entrevista que le hiciera en su casa en México, hablando con nostalgia y firmeza de aquellos años gloriosos y de todo lo que amaba y deseaba para el país que hace 89 años le vio nacer y por el cual expuso su vida para finalmente morir en el exilio.

Revista este país / Meridiano 90. Número 5. Pág. 10. Guatemala, noviembre de 2006.

Jefe militar y jefe guerrillero

"Porque ya le he visto mucho a la vida. Porque ya he vivido bastante", eran las razones Carlos Paz Tejada para no temer a la muerte. Esta le llegó la madrugada del pasado 30 de octubre en México.

En su biografía hay dos condiciones paradójicas: jefe del Ejército y jefe del primer intento guerrillero en la historia contemporánea de de Guatemala.

Abanderado de la escuela Politécnica, presidente del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, defensor de la democracia en el gobierno de Juan José Arévalo, constructor de la carretera al Atlántico, opositor a los regímenes posrevolucionarios, son algunos de los hitos de este guatemalteco que, como diría Asturias de Bolivar, es de los que no mueren sino "cierran los ojos, y se quedan velando".

Diario La Hora / Editorial. Pág. 3. Guatemala, lunes 13 de noviembre de 2006.

Carlos Paz Tejada ciudadano y militar,
patriota y ejemplar

Por: Alfonso Bauer Paiz

Cicerón, el político y orador romano, dijo sentenciosamente alguna vez: "La vida no es nada sin amistad". Y, así la vida mía la siento menoscabada desde que supe del deceso físico de Carlos Paz Tejada, cuya amistad siempre fue para mí un preciadísimo bien moral y conductivo hacia las mejores causas de solidaridad político- social. Pero, al evocar su excepcional conducta individual, así como de autoridad militar, funcionario público y guía revolucionario, pienso que debo apaciguar estos dolorosos y depresivos sentimientos de condolencia y, por el contrario, en lo que todavía me resta de existencia, continuar la brega que nos hermanó siempre: la de contribuir a la construcción de una Guatemala, libre e independiente en la que sus hijos, en primer lugar sus primigenios y milenarios vástagos, ascendientes (a mucho orgullo) de nosotros, los guatemaltecos mestizos, alcancen y también quienes no somos indígenas, su desarrollo humano en una sociedad en la que impere la justicia social.

Carlos y yo tenemos mucho en común. Tanto él, como yo, somos guanaco-chapines, condición que determinó en ambos una vocación unionista centroamericana. Ambos venimos a este mundo en el mismo año, 1918, el del Armisticio de la Primera Guerra Mundial. En nuestra niñez, pubertad y adolescencia estuvimos muy cerca y no me puedo explicar cómo fue que no nos conocimos y tratamos. El caso es que él relata en el libro escrito por Carlos Figueroa Ibarra, "Paz Tejada- militar y revolucionario ", que siendo patojo entró a trabajar al Centro Editorial, donde se imprimía Nuestro Diario, del cual mi padre, Carlos Bauer Avilés y Federico Hernández de León eran directores y condueños. Al salir del colegio, máxime en los meses de vacaciones, yo me iba a meter a los talleres en donde Carlos laboraba de aprendiz de tipógrafo. Tanto él, como yo, le teníamos mucho respeto a don Luis Torres, el jefe de la imprenta. Ya adolescente, Carlos volvió a trabajar en el Centro Editorial y cuenta que conoció a Álvaro Contreras Vélez, quien llevaba en bicicleta los cables de la Tropical Radio, y al poco tiempo empezó a hacer sus primeros pinos de reportero, cuando yo hacía lo mismo, porque de 1935 a 1938 fui también cazanoticias, habiendo desempeñado la responsabilidad de cubrir en San Salvador, la información relativa a los torneos en los VI Juegos Deportivos de Centroamérica y del Caribe.

Admiro a Carlos Paz Tejada, porque si yo he hecho algo como profesional con vocación de servicio y como servidor del Estado, me fue más fácil porque durante toda mi juventud no padecí de estrechez económica, pues mis progenitores me sostenían, que no fue el caso de Carlos, en un sólido hogar familiar, pero de escasos recursos económicos que, como se ha relatado en el párrafo anterior, le obligó a trabajar, pero sin descuidar sus estudios.

A la misma edad, más o menos, ambos tuvimos la misma inclinación, A él, la vistosidad de jinete engalanado como Napoleón Bonaparte, del Señor Presidente, le impulsó ingresar al Cuerpo de Caballería del Ejército y en el libro citado relata cómo su madre le fue a pedir al Ministro de la Guerra, el general Reyes, analfabeta, que autorizara la incorporación de su hijo menor de edad a dicho Cuerpo. Reyes le dijo: "está bueno, pero le advierto que si su hijo entra a la caballería y no aguanta y después usted viene a llorar aquí y pide su baja, le vamos a dar de baja pero antes le vamos a dar una buena pijeada". A pesar de esa advertencia, Carlos se hizo dragón, o sea soldado de caballería, y soportó los malos tratos y los vejámenes propios de aquel sistema despótico, pero no por sumisión sino por hombría.

Pues bien, por esos mismos años a mi entrañable amigo y condiscípulo de La Preparatoria, Humberto Preti Pazos, impresionados por la gallardía de los cadetes de la Escuela Politécnica en los desfiles patrios, decidimos al salir del sexto grado, en vez de hacernos bachilleres, hacernos subtenientes e ingresar a la Academia Militar. Así se lo hice saber a mi padre, cuando me preguntó qué iba a estudiar. ¡Ah!, me dijo, entonces querés ser chonte, porque eso son en el fondo los chafarotes. Y, por supuesto, ante semejante advertencia desistí de hacerme militar e igualmente mi amigo Humberto.

Paz Tejada no sólo fue soldado de "línea", cuartelero, sino también estudiante de La Normal, formadora de maestros de educación, cadete sobresaliente de la Escuela Politécnica, y estudiante universitario, e Ingeniero Civil. Todo por su propio esfuerzo. Como militar fue electo por el Congreso de la República, Jefe de las Fuerzas Armadas, garante de, la administración del Presidente constitucional del Dr. Arévalo. incorruptible.

Exhorto a los guatemaltecos y guatemaltecas a que lean "Paz Tejada- militar y revolucionario" porque van a conocer a un verdadero hombre, con H, a quien le tocó sufrir en carne propia la vesania de los mandos militares de aquella época, presenciar los frecuentes fusilamientos, de dirigentes obreros y aun de personas que habían sido sus partidarios, pero que se oponían a su reelección, así como las prácticas inhumanas de los servicios de policía, que solían torturar a supuestos opositores del gobierno o a cualquier persona arrestada. Pero, toda esa ignominia, lejos de amilanarlo le fueron formando firme conciencia de revolucionario, razón por la cual desde sus inicios hasta el momento de su agonía, fue siempre un abnegado militar y ciudadano revolucionario del proceso democrático de la década 1944-54 y, además, un infatigable continuador de la lucha por el restablecimiento, fuese por vías legales o insurgentes, de las libertades públicas, de la justicia social y la plena soberanía nacional.

Prometo escribir varios artículos más sobre Carlos Paz Tejada, dirigidos especialmente a la juventud para que tome conciencia de lo que es ser un gran patriota y siga su ejemplo.

Mi esposa y yo expresamos nuestro muy sentido pésame a Teresita, su esposa, compañera solidaria y amorosa de siempre y a sus hijos Carlos, Miriam, Carmen, Juan Antonio, Mercedes, nietos y bisnietos y demás familia.

OTROSÍ: Felicitaciones a mis amigos Marroquín, de La Hora, y a su personal, por el 62 Aniversario de tan preciado órgano de prensa: Tribuna, No Mostrador.

Escuche en Radio Nuevo Mundo, (96.1 FM) los miércoles a las 14.30, el Programa Polémica, del periodista Marcial Méndez Galicia, en el que investigadores del CIEHSEP abordan problemas nacionales.

Diario La Hora / Editorial. Pág. 3. Guatemala, lunes 20 de noviembre de 2006.

 

 

» Jefe de las fuerzas armadas (1949-1951).

Episodios en la vida de Carlos Paz Tejada,
militar y revolucionario I (A)

Por: Alfonso Bauer Paiz

En el Diario La Hora, Tribuna No Mostrador, del 13 de noviembre fue publicado un artículo mío, con motivo del infausto deceso del eximio ciudadano y militar Carlos Paz Tejada, en el que prometí escribir algo más sobre la ejemplar e histórica actuación suya al servicio de la sociedad y de la patria.

Voy a referirme, además de este episodio a otros dos más: al relacionado con la Agresión Armada imperialista y a la traición del Alto Mando del Ejército Nacional, en 1954 y al de la Guerrilla de Concuá.

He seleccionado dichos episodios, porque en ellos estuve muy próximo a él, y por consiguiente, de alguna manera puedo dar testimonio de la veracidad de lo que relataré.

A continuación iniciaré el primer episodio: "Jefe de las Fuerzas Armadas (1949-1951)".

En su libro "Despacho Presidencial", (Editorial Óscar de León Palacios, Guatemala, 1998), el presidente Juan José Arévalo, páginas 397, escribe que "El 18 de julio de 1949 por la mañana, el coronel Arana vino a mi despacho (...). Y dice que Arana le manifestó: "Presidente: voy por los rifles robados y vengo a pedirle una orden para que me los entreguen". "Coronel: las armas con suyas. Vaya por ellas". "Llamé al coronel Girón, jefe del Estado Mayor Presidencial, y le ordené que acompañará al Coronel Arana. Minutos después, la comitiva salía para Amatitlán. Arana manejaba su camioneta. Girón iba sentado al lado suyo". En "Despacho Presidencial", página 399, el Dr. Arévalo, da a entender que él ignoraba que el Congreso de la República se iba a reunir para desaforar al coronel Arana como jefe de las Fuerzas Armadas, pues apunta: "Parece ser que en sesión precipitada, por la mañana, quizá con mayoría escasa, el Congreso se habría reunido para destituir al coronel Arana, y acto seguido se habría designado una comisión que fuera a capturar al peligroso ex funcionario (...)"

Debido a que, a la sazón, yo era Ministro de Economía y Trabajo y, además miembro del Frente Popular Libertador, partido político revolucionario, fui una de las muchas personas citadas la noche anterior para una reunión convocada por el Dr. Arévalo a la cual asistieron militares, varios ministros de estado, diputados al Congreso de la República, dirigentes de partidos políticos de la Revolución y varios funcionarios públicos de confianza. El Presidente nos explicó el motivo de la urgencia de esa convocatoria, así:

La Policía Nacional Civil se encuentra desprovista de armamento y por ello se dispuso adquirir un lote de armas apropiadas a la institución de seguridad. Lo supo el Coronel Arana y vino a verme. Me increpó, por qué no le había informado de esa adquisición de armamento, siendo él, el jefe de las Fuerzas Armadas y yo le respondí: "No tenía por que avisarle porque son armas para la Policía Nacional, que es CIVIL, pero no tengo ningún inconveniente en que usted las inspeccione, están almacenadas en El Morlón, a orillas del lago de Amatitlán". Y, el Presidente, continuó su explicación:

Los he convocado, porque la situación es grave. El coronel Arana y otros funcionarios, entre ellos Mario Méndez Montenegro, de acuerdo con el Embajador de los Estados Unidos, están por dar un golpe de Estado y tenemos que tomar medidas urgentes para impedirlo. El propio Presidente propuso la solución y nos expuso: Es posible que el Congreso de la República, enterado de esta próxima acción delictiva y anticonstitucional, le deponga del cargo. No se trata de ninguna manera de atenta contra su vida o contra la de quienes el respalden y, para garantizárselas, he logrado la cooperación del presidente de Cuba, Prío Socarrás, quien está dispuesto a aceptar a los complotistas comprometidos, civiles o militares, una vez sean capturados y otorgarles asilo político. Por unanimidad aceptamos la propuesta, todos los presentes, entre quienes estaban los otros dos presidentes de los Organismos del Estado, del Legislativo, el Lic. Mario Monteforte Toledo y del Judicial, el Lic. Arturo Herbruger Asturias.

Según, las confesiones de Carlos Paz Tejada hechas al escritor Carlos Figueroa Ibarra, y que constan en el libro "Paz Tejada-Militar y Revolucionario", Editorial Universitaria, 2001, Carlos no estuvo la noche del 17 de julio de 1949, en el Palacio Nacional, pero sabía del golpe de estado aranista y también de la próxima captura de Arana y de su destierro a Cuba. (Véase la Cita 88, página 165). (Continuará).

OTROSÍ: Guatemaltecos (as) escuchen en Programa Polémica, de Marcial Méndez Galicia, en Radio Nuevo Mundo, (96.1 FM), comentarios a sucesos y problemas nacionales, de investigadores del CIEHESP.

Diario La Hora / Editorial. Pág. 3. Guatemala, lunes 27 de noviembre de 2006.

 

 

» Jefe de las fuerzas armadas (1949-1951).

Episodios en la vida de Carlos Paz Tejada
militar y revolucionario I (A) (Continuación)

Por: Alfonso Bauer Paiz

El 18 de julio de 1949 falleció el coronel Francisco Javier Arana, como resultado del tiroteo habido en ocasión que se le comunicaba que el Congreso de la República le había desaforado y ya no era Jefe de las Fuerzas Armadas. De conformidad con la Constitución de la República, la de 1945, en caso de ausencia del Jefe de las Fuerzas Armadas, disponía en su artículo 160 que quien debía suplir el cargo era el Ministro de la Defensa (en ese caso, el coronel Jacobo Arbenz); pero si la ausencia era definitiva, el Consejo Superior de la Defensa (CSD) debía proponer al Congreso, dentro de los ocho días siguientes al de la falta o ausencia, una terna de candidatos para su designación. La terna propuesta estuvo integrada por los militares Gabino Santizo, José Ángel Sánchez y Carlos Paz Tejada, quien contaba con el apoyo de la casi totalidad de integrantes del CSD, del cual había sido Presidente. Y si, en el gremio castrense, gozaba de la confianza, igualmente se le tenía por parte de los diputados del Congreso nacional y fue electo sustituto del difunto coronel Arana.

Lo que escriba, en este artículo, en relación al desempeño de ese alto cargo por Paz Tejada serán hechos que me constan personalmente, con la intención que se sepa la calidad humana de este extraordinario ciudadano, que habiendo sido un militar completo, porque lo era de "línea", o sea de cuartel, pero también un digno oficial de academia, fue un ingeniero y funcionario público de indeclinable conducta cívica y civilista.

Es sabido que después de la muerte del coronel Arana en el fuerte Guardia de Honor hubo un levantamiento, para derrocar al presidente Arévalo y Paz Tejada fue de los combatientes que con las armas en la mano luchó por mantener el orden constitucional y, ya siendo Jefe de las Fuerzas Armadas tuve con él el siguiente incidente: el CACIF de aquel entonces, La Cámara de Comercio e Industria de Guatemala, había ordenado a los empresarios se sumaran al paro de actividades que había declarado sumándose a la subversión de los militares antirrevolucionarios. Como Ministro de Economía y Trabajo, inmediatamente respondí a la acción ilegal de los empleadores afiliados a la dicha Cámara y ordené la cancelación de la personalidad jurídica y estaba dispuesto a enfrentarla hasta las últimas consecuencias.

En esas circunstancias, en alguno de los pasillos del Palacio Nacional, por donde yo circulaba, estaba un grupo de esos empresarios y, uno de ellos, al verme pasar (Otto Bianchi Argüello), iracundo me apostrofó: «ya vas a ver lo que te va a pasar, ahora mismo le hablaremos al Jefe de las Fuerzas Armadas y las cosas van a cambiar». La amenaza daba a entender que Paz Tejada estaba de acuerdo con ellos. Inmediatamente, tomé el teléfono y le pedí audiencia al Jefe de las Fuerzas Armadas, quien me recibió de inmediato. Y cuando le expuse lo que me había dicho Bianchi, colérico me espetó: ¿Por qué me ofende? Yo le respondí: «no le he ofendido, sólo le he preguntado». Y él dijo: «pues la pregunta es una ofensa, ¿cómo pudo usted pensar que yo atente contra el orden constitucional? Aquí estoy para garantizar el ejercicio de la Presidencia, al Dr. Arévalo, electo democráticamente». A partir de ese momento fuimos, por siempre, dos guatemaltecos al servicio de la patria y de los valores de la democracia.

Su noble lealtad a la democracia y a la constitucionalidad del ordenamiento jurídico político lo volvió a demostrar un año después, en julio de 1950, cuando el veterano político conservador, Manuel Cobos Batres, con ocasión del primer aniversario de la muerte del Coronel Francisco Javier Arana, encabezó un movimiento subversivo para derrocar al Presidente Arévalo, iniciado con su plan de «minutos de silencio», que fue respaldado por la «cangrejería» reaccionaria y militares aranistas, que produjo desordenes graves al punto que el Dr. Arévalo en Consejo de Ministros (quien esto escribe, uno de ellos), dictó el Decreto No. 25 que declaró en Estado de Sitio la ciudad capital y de emergencia el resto de la República y, además, confió en el Jefe de la Fuerzas Armadas, Paz Tejada, el control militar y policial de toda la República, quedando autorizado para tomar las medidas necesarias que condujeran al desarme de los alzados.

La eficaz actuación del ingeniero y mayor del Ejército, Carlos Paz Tejada, garantizó la continuidad del presidente Arévalo en la máxima magistratura del país.

OTROSÍ. Mi fraternal solidaridad con la familia Marroquín, ante el vil y cobarde atentado contra José Carlos.

Diario La Hora / Editorial. Pág. 3. Guatemala, lunes 4 de diciembre de 2006.

 

 

» II.- Agresión armada imperialista y traición del alto mando del Ejército Nacional.

Episodios en la vida de Carlos Paz Tejada,
militar y revolucionario

Por: Alfonso Bauer Paiz

Este episodio es muy importante, porque Carlos Paz Tejada fue el militar, que como Jefe de las Fuerzas Armas, junto con el Ministro de la Defensa, Jacobo Arbenz Guzmán, leales al Presidente Constitucional de la República, Dr. Juan José Arévalo y a su administración, salvaron el proceso democrático y revolucionario de los intentos subversivos de los sectores contrarrevolucionarios guatemaltecos y de los planes intervencionistas del gobierno de los Estados Unidos de América.

Sin embargo, es indignante la bajeza de varios de los jefes militares de esa época que se confabulaban para intrigar contra Paz Tejada, muchos de ellos nombrados en altos cargos por él, siendo Jefe de las Fuerzas Armadas, porque había confiado en ellos. Uno de ellos, Carlos Enrique Díaz, jefe de la Guardia de Honor, que, como se sabe era una de las fortalezas militares más importantes del país y quien aspiraba a ser el sustituto de Paz Tejada como Jefe de las Fuerzas Armadas. Ya Jacobo Arbenz Guzmán había sido electo Presidente de la República, pero aún no había tomado posesión del cargo. Había decidido y, así se lo había hecho saber, al ingeniero Paz Tejada, que sería durante su administración el Ministro de la Defensa, pero ese círculo intrigante de oficiales del Ejército, al parecer le hicieron cambiar y ya cuando tomó posesión del cargo, no le asignó esa cartera.

Estando todavía de Jefe de las Fuerzas Armadas Paz Tejada, y Carlos Enrique Díaz, Jefe de la Guardia de Honor, pero ya sabedor de que su ambición sería colmada porque el Consejo Superior de la Defensa le propondría como candidato a la Jefatura de las Fuerzas Armadas, estando en casa de Paz Tejada, ensoberbecido no sólo le faltó el respeto a su anfitrión sino también a su esposa, ofensa que dignamente no toleró el agraviado y, conforme a la disciplina militar, ordenó su arresto y le destituyó como Jefe de la Guardia de Honor, habiendo nombrado al coronel Amadeo Chinchilla. El todavía ministro de la Defensa, Jacobo Arbenz, con ocasión en la que Paz Tejada le informó lo ocurrido y la destitución de Díaz, Arbenz manifestó: "yo lo hubiera fusilado" (véase Carlos Figueroa Ibarra, Paz Tejada ?militar y revolucionario, Editorial Universitaria, USAC, Guatemala, 2001). Sin embargo, a los pocos días le pidió a Paz Tejada que se reconciliara con Díaz y Paz Tejada quien consideró siempre a Arbenz adalid de la Revolución, y con su altura moral, de inmediato le respondió que él no era rencoroso, perdonó a Díaz y este fue Jefe de las Fuerzas Armadas.

El anterior episodio ocurrió en 1951, ¿qué ocurrió desde entonces hasta mediados de 1954? Paz Tejada no fue nombrado Ministro de la Defensa, a mi parecer una equivocación de Arbenz, sino Ministro de Comunicaciones, pero cuando él tomo posesión del cargo hacía falta equipo y sólo había una veintena de tractores, de manera que permaneció al frente del Ministerio sólo hasta el 15 de enero de 1952. De enero de ese año a febrero de 1953, estuvo en la jefatura de la Superintendencia General de las Obras del Atlántico, que atendía los trabajos en la carretera y en la construcción del Puerto de Santo Tomás. Su equipo técnico de ingenieros fue de calidad: Roberto de León, Constantino Bernasconi y Luis Peña, con quienes trabajaron intensamente. A principios del año 1953, Paz Tejada presentó el proyecto de presupuesto para la consecución de las obras, pero al Presidente Arbenz le pareció excesivo y le pidió que revisara la propuesta y se la trajera más tarde, pero ya no le recibió sino lo envió con el Ministro de Comunicaciones Aldana Sandoval, quien le hizo esperar dos horas, para solo comunicarle: "Dice el señor Presidente que presente su renuncia".

Debo decir que lo expuesto en el párrafo anterior lo supe hasta que leí el libro citado, del cual es autor Carlos Figueroa Ibarra. Hago esta aclaración, porque cuando comenzó la invasión de los mercenarios apoyados por la CIA y los gobiernos de Honduras y Nicaragua, en abril de 1954, éramos vecinos en la Villa de Guadalupe, Paz Tejada (quien no era ya funcionario de gobierno ni estaba de alta en el Ejército), y el Ministro de la Defensa, José Ángel Sánchez. Un día, estando con algunos compañeros de partidos revolucionarios entre quienes recuerdo a Marco Antonio Villamar (+), Paz Tejada llegó a mi hogar y nos dijo: "Aquí va a entrar Castillo Armas, debemos organizar guerrillas, para combatirle". ¿¡Cómo va a ser posible eso, y el Ejército, entonces!?, exclamé. Y él respondió: "¡Conozco a mi gente!". Además creyendo que yo tenía fácil acceso al presidente Arbenz me pidió que le pidiese audiencia porque él se ponía a las órdenes para combatir la agresión armada. Como no pude lograr esa entrevista, porque Arbenz se aisló y solo se comunicaba con muy pocas personas, entre ellas José Manuel Fortuny, y posiblemente con Augusto Charnaud Mc Donald, Secretario General del Partido de la Revolución Guatemalteca (PRG), le pedí informase a Arbenz el ofrecimiento de Paz Tejada, pero nunca hubo respuesta. Entonces, con Carlos fuimos a casa del Ministro de la Defensa, J.A. Sánchez, a eso de las 11.30 de la mañana y nos recibió vistiendo bata y con un rostro de por lo menos tres días sin rasurar y dando fuertes "estocadas", en respuesta a nuestras preocupaciones nos espetó: "Esto ya no tiene solución militar, sino política", porque él ya era de los altos jefes del Ejército que habían traicionado al presidente Arbenz, a la Revolución y a la Patria junto con: Víctor M. León, Miguel Solares Arévalo, Enrique Ruiz García, Eduardo Llerena Muller, Juan Martínez, Pablo Díaz, José Barzanallana, Bernardo Ordóñez, Jorge Hernández, Enrique Parinello, Carlos Aldana Sandoval, Rubén González Siguí, Élfego Monzón, Anselmo Getellá y Carlos Enrique Díaz.

OTROSÍ. Escuche apreciado lector los miércoles a las 14.30 Radio Nuevo Mundo (96.1 FM), Polémica, programa de periodista Marcial Méndez, en el que investigadores del CIEHSEP, debaten problemas nacionales.

Diario La Hora / Editorial. Pág. 3. Guatemala, lunes 4 de diciembre de 2006.

 

 

» III Concuá.

Episodios en la vida de Carlos Paz Tejada,
militar y revolucionario

Por: Alfonso Bauer Paiz

Ya en el artículo anterior relaté que en las vísperas de la invasión mercenaria, preparada por la CIA, Carlos, preocupado por la situación, nos había dicho a algunos vecinos de la Villa de Guadalupe (zona 10, de la Ciudad Capital) que Castillo Armas iba a entrar a la capital y ante mi extrañeza, pues yo confiaba en que Arbenz ordenaría dar las armas al pueblo y además que el Ejército vencería a esa banda pagada, Carlos dijo: "conozco a mi gente" y, a continuación agregó "hay que organizar guerrillas", para salvar la Revolución.

En el ya citado libro escrito por Carlos Figueroa Ibarra, "Paz Tejada, militar y revolucionario", este último refiere cómo después del alzamiento militar del 13 de noviembre de 1960, y de las acciones de Marco Antonio Yon Sosa, tanto en la juventud civil como militar, se intensificaron las ansias combativas para cambiar el sistema, sacando del poder al general Ydígoras. Se tenía confianza en el triunfo, en parte por el ejemplo que habían dado los cubanos del 26 de julio, los guerrilleros del Granma, con su victoria en enero de 1959.

Paz Tejada en la obra mencionada (página 365) menciona a varios revolucionarios deseosos de iniciar la lucha, con quienes él se comunicaba, entre ellos: Emilio Zea González, Mario Silva Jonama, Octavio Reyes, Huberto Alvarado, los tres últimos del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) y con Julio Camey Herrera y conmigo (ambos del Partido Unidad Revolucionarisa -PUR), pero de mí, equivocadamente, dice: "quien por cierto era reacio a la lucha armada, era más bien proclive a la lucha política". Digo equivocadamente, porque en la página 377 del mismo libro, al referirse a la Comisión Organizadora de la Guerrilla (COR), en cita 199 se dice: "La comisión organizadora de la guerrilla, integrada por Paz Tejada, dos miembros del PUR y otros dos más del PGT" (Los dos del PUR éramos Julio Camey Herrera y yo).

En la página 175, op. cit. , relata: "La cosa se activó y se precipitó cuando llegó a Guatemala este muchacho Julio Roberto Cáceres, el Patojo, habrá sido en el segundo semestre de 1961 o enero de 1962. Creo que este hecho fue lo que nos indujo a todos a precipitar un poco las cosas. Yo creo que Julio Roberto era del PGT porque él llegó directamente con la gente del partido y los dirigentes del partido, entre ellos Nayo Alvarado, Silva Jonama y Guerra Borges, adoptaron gran entusiasmo (a continuación una cita ?197? "En efecto, Julio Roberto Cáceres, junto a Rigoberto Molina, otro de los combatientes de Concuá, habían ingresado al PGT en La Habana, bajo la supervisión de su representante en Cuba, José Manuel Fortuny).

Lo que, al parecer, ignoraba Paz Tejada es que Julio Roberto no había llegado directamente con la gente del PGT, sino a mi casa, porque como es sabido yo fui amigo del Che Guevara y cuando Julio Roberto le planteó que él estaba decidido a venir a Guatemala a organizar una guerrilla, el Che no estuvo de acuerdo porque el Patojo no estaba preparado para ello. El Che le decía que antes tenía que pasar por un proceso de adiestramiento, pero era tal la actitud combativa de Julio Roberto, que el Comandante Guevara ya no le obstaculizó el viaje y me lo envió, para que se hospedara en mi hogar. Por supuesto, que le recibimos con los brazos abiertos, porque él era hijo del abogado Víctor Manuel Cáceres y doña María Valle, personas amigas, así como con Julio Roberto, con quien había estado exiliado en México y cultivábamos buena amistad, con Ernesto Guevara y su esposa Hilda Gadea.

Pero, lo importante es que como Julio Roberto carecía de preparación militar, a quien se designó como jefe del grupo guerrillero a Paz Tejada, quien a pesar de su buena voluntad para adiestrar a los jóvenes integrantes del grupo guerrillero, no pudo prepararlos debidamente, por circunstancias ajenas a él, quien sí se sometió a un entrenamiento riguroso, pues recuerdo que hacía diariamente 400 sentadillas.

Paz Tejada consideró que lo primero que habría que hace era llegar a la Sierra de Chuacús y después a la Sierra de las Minas, a fin de unir fuerzas con la columna de Yon Sosa. Emprendieron la marcha el 11 de marzo de 1962, habiendo sido vistos por una persona, que sin duda fue quien avisó al Ejército, el cual les alcanzó el día 13, les sorprendió y los desbandó. A la guerrilla se le denominó de Concuá, porque fue el lugar donde les arrolló la milicia. Murieron: un miembro del Comité Central del PGT, Octavio Reyes y los también pegetianos, Julio Roberto Cáceres Valle, Mauro de León, Francisco Barrios de León, Brasil Hernández, Marcial Asturias, Amado Izquierdo, Alfonso Jocol, Guillermo Grajeda Zetina, Rodolfo Héller Plaja, Carlos Toledo y los afiliados al PUR, Moisés Quilo y Jaime Facundo Reyes. Sobrevivieron: Julio Rodríguez Aldana, Rodrigo Asturias Amado (Comandante Gaspar Ilom, de la Organización del Pueblo en Armas (ORPA), Rigoberto Molina, Leonardo García Benavente, Hugo Rodríguez, Roberto Figueroa, Raquel Archiva y Carlos Paz Tejada, quien nunca dejó de aportar sus valiosos servicios para la causa de la construcción de una Guatemala libre y en la que sus hijos mestizos e indígenas respetasen sus respectivas culturas y conviviesen en una sociedad donde fuese valor supremo, la justicia social. Por eso mismo, él no se ha ido, su ejemplo estará siempre presente.

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