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Siglo XXI / Magacín. Pág. 12. Guatemala, domingo 19 de julio de 2009.

El cuento como necesidad

Por: Eddy Roma F: Cecilia Cobár

Antes que la y emociones acumuladas durante años por el escritor Marco Antonio Flores (Guatemala, 1937) se vacían en forma de poema, novela o cuento, pasan al olvido. Al hablar de los cuentos incluidos en La vida es sueño, su más reciente producción, adelanta: “Voy a tener equivocaciones porque yo no recuerdo nada de lo que he escrito”. La vida es sueño incluye 12 cuentos escritos en Guatemala, la localidad inglesa de Winterbourne Daw, y México, D.F. “Según la necesidad que tenga de escribir”, dice Marco Antonio, “se encuentra la forma de expresarse. Antes de salir a mi segundo exilio yo había hecho el primer cuento. Ese cuento, que se llama La náusea, fue escrito quizá hace unos 25 años. No sé cómo ocurrieron los hechos, pero tuve una información verbal acerca de la mujer protagonista, que sí existió. Sobre esa historia que a mí me contaron fue que surgió ese cuento. Pasó buen tiempo para que yo pudiera llegar a ese tema, y así como salió, así se ha quedado. Ese cuento no tiene ninguna corrección”.

El Premio Nacional de Literatura 2006 confiesa que al sentirse saturado de las experiencias de una etapa de vida, “hay necesidad de hacer la catarsis. Necesito salir de ese período de mi vida, y salen uno o dos libros. No tengo necesidad de apoyarme en el tipo de género que yo quiera escribir. Lo que sale es la forma como se estructura el discurso de esa catarsis, y cómo encuentro la salida del discurso”.

Un escritor autobiográfico
“La verdad es que mi trabajo tiene un solo sentido”, apunta. “Todas las personas, tengan 20, 15, 30 ó 70 años, van acumulando etapas de su vida. Siempre hay etapas de la vida que interesan mucho al que las vivió, y así me sucedió a mí. Por eso es que en general mi trabajo está muy relacionado con mi vida, como la de todos los escritores. El escritor que diga que no es autobiográfico, miente. Todas las novelas son autobiográficas. Todos los poemas son parte de la vida de un escritor”.

La experiencia vital de Marco Antonio se une al conocimiento de la teoría literaria que le sirve para impartir sus talleres de narrativa. “Me tocó saber qué era la literatura desde la visión del teórico”, refiere, “pero cuando escribo un cuento no estoy pensando que debo escribirlo como lo aprendí en la teoría”. La historia elige sus propios cauces.

Un cuento recuperado
El relato más antiguo de la colección es Lento sueño delirante, cuya escritura carente de signos de puntuación remite a la época en que Marco Antonio planeaba su novela Los compañeros. “Ese cuento se había quedado perdido. Ya hecho el libro, lo encontré. Le corté un pedacito, nada más. No me gustaba, pero dije: se va a quedar solo, se va a quedar para siempre, mejor lo meto ahí”. Su estancia en Inglaterra e Irlanda, en 1998, detonó la escritura de Polvo de estrellas, ambientado en Dublín, y Madame Butterfly, escenificado en Londres. Estos cuentos surgieron tras la observación de situaciones que tomaron un giro distinto al ser escritas.

El libro concluye con El rescate, historia emparentada con el universo de la familia materna de Marco Antonio, mencionado en el poemario Persistencia de la memoria (1992). “Ese cuento lo tenía yo comenzado porque es algo que me contó mi madre, pero no sabía para dónde llevarlo. Lo único que tenía en la memoria era que mi madre había rescatado a mi abuelo de ser enterrado en una fosa común, donde tiraban a los muertos que no habían sido reclamados”.

¡Música, maestro!
“La música es parte de mi trabajo”, refiere Marco Antonio. Su presencia es notoria en varios de los cuentos. La Sinfonía Fantástica, de Hector Berlioz, se oye en La agonía de la traición. Sometimes I’m happy, de Lester Young, marca la pauta de Polvo de estrellas. La Stravaganza, de Antonio Vivaldi, relaja al personaje central de Despedida.

LANZAMIENTO LA VIDA ES SUEÑO, LIBRO DE CUENTOS DE MARCO ANTONIO FLORES, SE PRESENTARÁ EL DOMINGO 26 DE JULIO, A LAS 6 P.M., EN LA SALA OTTO RAÚL GONZÁLEZ. LOS COMENTARIOS ESTARÁN A CARGO DE LA ESCRITORA SALVADOREÑA VANESSA NÚÑEZ HANDAL.

Revista La Ermita / Revelaciones. Pags. 34-37. Número 55. Guatemala, julio - septiembre de 2009.

La vida es sueño: Marco Antonio Flores
Por: Vanessa Núñez Handal

Escribir sobre la obra de Marco Antonio Flores es complicado, porque hacerlo no es únicamente analizar la literatura, el lenguaje o los recursos literarios empleados. Comentar su obra es hablar de la vida misma y de las cosas de las que ésta se compone.

Y de eso justamente se trata este nuevo libro de Marco Antonio Flores de la vida. Es un intento por explicarla de una vez por todas, sabiéndose derrotado de antemano.

Mi hija de cinco años me pregunto un día que por qué leía tanto. —Para encontrar respuestas— le respondí, como si fuera la cosa más obvia.

—Y cuando tengas las respuestas —agregó... ¿Qué vas a hacer con ellas?

Entonces no supe qué contestarle, y esa duda me acompañó desde entonces: ¿Qué se hace con las respuestas, las pocas o muchas, que uno va logrando atrapar a través del tiempo?

Al leer la obra de Marco Antonio Flores, me encontré con un libro que únicamente pudo ser escrito por un autor en una etapa madura de su vida. En él, el autor afirma no sólo que las respuestas son casi imposibles, sino además, que las pocas que uno logra obtener son nada más que apariencia. Y que el resto, esas de las que uno cree estar absolutamente seguro, son pasajeras.

"El cerebro es una maldición. Una tortura. Cuando se comienza a pensar es que la vida comenzó a volverlo a uno su esclavo" (pg. 33), dice Marco Antonio Flores en uno de sus cuentos. Y yo agregaría, que es imposible escapar de esa tortura, porque uno necesita respuestas: ¿Por qué esto, por qué todo y por qué nada?

Quizá se trate en definitiva de la necesidad de obtener pistas que conduzcan a saber quién es uno.

Porque todo se trata al final de cuentas de uno mismo. De nuestra soledad y nuestra rabia ante una vida que nos exige decisiones definitivas y no da segundas oportunidades, y que, por lo mismo, suele traicionarnos a través de las vías más inverosímiles como el amor, la soledad, el sexo o la angustia, todos temas que nos hacen perder el control, igual que ocurre con los personajes de este libro, y que luego nos hacen odiarnos por haber caído en la trampa: "Uno pasa por la vida sin conocer realmente a nadie. Ni a uno mismo. Actúa por pasiones momentáneas, por pulsiones irrefrenables, por ideas temporales que pronto desaparecen. Finalmente uno es el desconocido de uno (…) Quizá ningún hombre haya sabido bien quién es. En algún lado de su memoria aparece una frase de Cioran, algo así como ¿quién es ese yo?" (pg. 82 y 83).

Este libro de Marco Antonio Flores no es de él, sino de todos los que hemos leído y de todos los que lo leerán. Este es un libro que se completa con el "yo" de cada uno de nosotros. Porque así como el autor afirma que "escribir es soñar despierto" (pg. 79), yo agregaría que leer es también otra forma de hacerlo.

Hace un par de años descubrí que la gente —contrariamente a lo que se me enseño desde niña— no se divide entre ricos y pobres, entre buenos y malos o entre ateos y creyentes. La gente se divide entre angustiados y no angustiados. Es decir, entre los que buscan (buscamos) respuestas y entre los que creen tenerlas. Los primeros viven en una sociedad consciente. Los segundos en una soledad incluso de sí mismos.

"El ser humano sólo tiene su pensamiento", dice el autor. "En él vive. Para él vive". Y agrega: "la condición humana es inestable. Jamás tenemos una absoluta seguridad de que lo deseamos o amamos. (pg. 37)"

"¿Qué es el amor?", se pregunta el personaje de uno de los relatos.

Y otro personaje le responde un par de cuentos después: "El amor es perderse en el otro. Él se perdió. No volvió a mirar por el mismo sino con los ojos de ella." (pg. 30). Y este es un pensamiento precioso, del que sólo es capaz un autor extremadamente sensible, aunque pocas veces lo demuestre.

Los cuentos de este libro -contrariamente a lo que ocurre con la mayoría de relatos- no son un viaje, sino la conclusión de uno. Cada uno implica la evaluación valiente, sincera, cruda, de un proceso doloroso y de mucha introspección. Un deseo por no dejar nada en el tintero, y al mismo tiempo, una aceptación de esa imposibilidad.

Las historias que Marco Antonio Flores relata en este libro son inclasificables, como las vidas que vivimos en nuestra vida, sin entender cuál es el núcleo unificador. Quizá sean historias fantásticas, quizá de realismo duro, quizá existenciales. Pero todas tienen en común un cuestionamiento solitario que lleva a la angustia. Angustia que proviene del amor por la vida, y que como ésta, es incomprensible.

En esta obra, los personajes dudan constantemente del amor, el cual —quizás— pueda ser lo único que los salve de la existencia sin sentido y de la soledad. Una soledad que al fin y al cabo, nos pone frente a frente, nos hace mirarnos al espejo y descubrir que no nos reconocemos. Que ni siquiera nuestro yo, nos es dado conocer.

De ahí que en algunos de los relatos, la muerte aparezca como descanso a la angustia o como una escapatoria de la tortura en que la conciencia puede convertir la vida.

Por otro lado, este libro es como un poema. Una especie de canto a la conciencia de ser conciente, y a la condena que eso significa. Porque la conciencia nos deja en un plano de susceptibilidad frente a nosotros mismos, frente a ese "otro yo" que nos habita y que por las noches grita lo que no deseamos oír: "Todos los tiempos del tiempo son posibles (...) todas las máscaras son posibles para ocultarnos de los demás. Incluso de nosotros mismos, agregó en voz alta, como hablándole a otro yo" (pg 85). Ese "yo" que frente al espejo nos devuelve imágenes tapizadas de palabras.

Las palabras me forman,
me nombran,
me representan, me construyen,
me voltean, me ponen de culo,
me sonrojan, me destruyen,
me sustentan, me ponen en ridículo,
hace de mi un trapo de cocina,
me atormentan los sesos todo el día.
Pero en la noche, entre sueños
y clarividencias,
me las cojo a todas. 1.

Estamos pues, frente a un autor congruente. No con la realidad, no con los otros, ni siquiera consigo mismo, sino con su obra.

Una obra que está cruzada por ese desgarre interior que en otros —en la mayoría— produce temor, pero que él lo explora y lo cuestiona.

Una obra que ha servido como armario en el que se han ido depositando recuerdos, vivencias, conclusiones y respuestas. Armario que de cuando en cuando es abierto y vomita su contenido estrujado, humedecido y algunas veces, incluso, olvidado. Y con eso, sin importar si sea útil o si a otros parece nada más que basura, debemos intentar construir nuestra vida. Se trata de un pasado hecho presente, remendado y con parches, pero nuestro. El único.

La sinestesia en este libro es, por otro lado, importante. Los sentidos "inputs" auxiliares del inconsciente, funcionan como puertos "USB" a través de los cuales se lo carga de información. Una canción contiene una vida o un aroma un dolor. "Oye venir la noche y los recuerdos. En la oscuridad los recuerdos parecen cobrar vida." (pg. 28).

Los sueños también juegan un papel preponderante. En ellos los personajes miran y son vistos por ese "otro yo" al que despiertos extrañamos, como extraña la patria al exiliado o a la madre idealizada el que ha dejado de ser niño.

La ternura también esté presente en la obra de este autor. Una ternura muy especial, dura y descarnada que nada tiene que ver con la convencional o la cultural. Es la ternura de quien no la aprendió, pero la necesita y la busca a su modo.

Derivado de ello, a su vez, el erotismo de la obra de Marco Antonio Flores es muy particular, ya que en él no hay ternura. Se trata de una sensualidad masculina, muy distinta de la inocente y melosa que usualmente se nos muestra. En esta obra, en cambio, es más bien ruda, intensa, real y física.

Se trata de una sensualidad, a ratos tosca y otras incluso psicodélica, que recuerda mucho al erotismo de los años setenta.

En este sentido cabe destacar el relato denominado "Lento sueño delirante", en el que se intercalan dos voces, provocando en el lector el efecto de un personaje hermafrodita, en el que confluyen tanto el género masculino como el femenino, y en el que ambos cuerpos se completan mediante la unión con el otro. Y es que, al final de cuentas, ¿de qué otra forma podría representarse al acto se sexual, sino como la unión de dos cuerpos? Solo que en este caso, dicha unión es absoluta.

Cuando conocí a Marco Antonio Flores, en una inusual noche lluviosa de diciembre, me preguntó qué era la literatura. Le respondí que para mí era una tabla de salvación. Hoy, sin embargo, si volviera a preguntármelo le respondería que: "Que chingados es la literatura, sino la explicación o el intento de explicarse la vida" (pg. 79), siendo que, pues, la vida es sueño y que los sueños, sueños son.

NOTA: 1. Flores, Marco Antonio. Antología personal (1960-2002), Fondo de Cultura Económica, México, 2008. Pg. 239: Las palabras.

Vanessa Nuñez Handal. Salvadoreña y residente en Guatemala. Es abogada, con estudios de Ciencia Política y una maestría en literatura. Ha publicado la novela Los locos mueren de viejos (F&G, 2008), y actualmente se desempeña como catedrática para las facultades de Psicología y Filosofía y letras de la Universidad Rafael Landivar de Guatemala

Prensa Libre / Cultura. Pág. 72. Guatemala, lunes 20 de julio de 2009.

Marco Antonio Flores: “No me arrepiento de nada”
Por: Gustavo Adolfo Montenegro

Marco Antonio Flores dice que no tiene ego. “Si lo tuviera, me mantendría releyendo mis libros. Hay gente a la que sí le gusta solazarse leyendo lo que publicaron. Yo no me acuerdo de lo que escribí en Los compañeros, ni en Los muchachos de antes”, explicó.

Flores (conocido por su sobrenombre el Bolo, que no tiene tanto que ver con alcohol, sino con cierta forma de caminar, de joven) estará de regreso en Guatemala para la presentación (el domingo 26 de julio) de La vida es sueño, volumen de cuentos publicado por Editorial F&G.

¿Cuándo los escribió?
“Aquí hay cuentos viejos y cuentos más recientes. Hay un poco de todo. Ni título tenía cuando se lo dí a (el editor) Raúl Figueroa”, cuenta el escritor, de 72 años, padre de dos hijas, 22 libros y una revista.

¿Por qué el título La vida es sueño?
Así se titula uno de los cuentos y fue sugerencia del editor. Como te digo, no tenía título. Un día me llamó y me dijo: ¿Cómo le vamos a poner al niño?

Aquí hay relatos del estilo Los Compañeros y otros en los que hay un Bolo Flores más bien romántico...
Hay de todo. Eran cuentos terminados que no habían sido publicados. Hay algunos que tienen 30 años, pero creo que tienen algo qué decir.

¿En qué cosa ha cambiado este país?
Ahora está peor. La guerra fue sangrienta, pero los contrincantes se veían. Se sabía que el Ejército estaba matando a quien se le opusiera. Ahora, los delincuentes están escondidos en los poderes paralelos, en el narcotráfico, en el pandillerismo. Y ahora no hay razón para que te maten. Antes, era porque estabas en una organización revolucionaria. Lo peor es que no va a haber justicia. Todo el aparato de justicia de Guatemala está inserto en el poder paralelo y el poder paralelo está en el Estado, que es un Estado fallido. No es que vaya a ser. Ya es fallido.

Ante esa realidad pareciera que el papel de la literatura es una cuestión ociosa, intimista o egocéntrica...
La literatura es mercado, ya no es solo una necesidad humana de expresarse; se ha convertido en mercancía. Eso se ve en las tiradas multimillonarias, pero no es, en mayoría, literatura para descubrir la interioridad. Se busca inventar una historia para que los lectores la gocen, lloren o se emocionen, no para que desarrollen conocimiento. Se ha convertido en un espacio sentimentaloide. Hay escritores que hacen su catarsis, pero esos no entran en ese cuerpo de editoriales.

¿Es cuestión de oferta y demanda?
No hay necesidad de que tenga calidad, sino de que tenga mercado. Si no lo tiene, porque denuncia, porque obliga a reflexionar, entonces no es prioridad.

Con esa visión del mundo editorial, ¿qué sentido tiene publicar?
Con un libro terminado hay dos opciones: si podés publicarlo, hacelo; si no podés, no lo publiqués.

¿Qué piensa del Internet?
Yo nunca quise entrarle al Internet. Me parece que ahí hay una cantidad de información tan bestial que no te la acabás en toda tu vida. Y yo ya estoy viejo.

Sí, pero sería interesante un blog...
¿Para qué? ¿Para estarnos comunicando? Vuelvo a insistir: yo soy un hombre de edad. Yo encuentro un cuate que tenía 10 años de no ver. Platicamos un rato y ya. Pasarán otros 10. ¿Para qué quiero el blog? Para comunicar están mis libros.

¿No será que tiene demasiado ego?
No. Yo he publicado 22 libros. Es una cantidad que me quedo baboso y nunca imaginé. Pero ya no me acuerdo de lo que puse en Los Compañeros ni de Los Muchachos de antes, yo no me acuerdo... Por eso digo que yo no tengo ego. El que se sienta a leer lo que publicó, ese tiene ego. Yo no me siento a leer más mis libros. Mejor leo los de otros.

¿Va a celebrar los 15 años a su hija (revista La Ermita)?
No sé. Lo que sí sé es que allí han publicado todos los escritores de Guatemala. Desde los más jóvenes hasta los más viejos. Y la revista se ha ido envejeciendo al lado de quien la publica.

Acerca de... Marco Antonio Flores (1937) Poeta, narrador, ensayista, catedrático, editor y promotor de talleres literarios.
 • En la década de 1960 militó en movimientos insurgentes de izquierda en Guatemala, pero en su novela “Los Compañeros” (1976) expuso debilidades y problemas del mismo, por lo cual fue señalado como traidor.
 • Por otro lado, la derecha y el Ejército lo persiguieron y tuvo que salir al exilio hacia México, en donde trabajó como editor. “Los Compañeros” marca la entrada de la literatura guatemalteca en la Nueva Novela Latinoamericana.
 • En poesía ha publicado “La voz acumulada” y “Muros de Luz”, En cuento, “La Siguamonta” y “Cuentos Completos”. A “Los Compañeros” siguieron tres novelas: “En el filo”, “Los muchachos de antes” y “Las Batallas Perdidas”.
 • En el 2006 ganó el Premio Nacional de Literatura “Miguel Ángel Asturias”.
 • Desde hace 14 años edita la revista literaria “La Ermita”. “Todos los escritores de Guatemala han publicado allí”, indicó Marco Antonio Flores.

PRESENTACIÓN DEL LIBRO: DOMINGO 26, 18 HORAS, EN FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO, PARQUE DE LA INDUSTRIA

elPeriódico / Cultura y ocio. Pág. 15. Guatemala, sábado 25 de julio de 2009.

De la realidad, la imaginación y lo inconsciente
Por: Oswaldo J. Hernández

Marco Antonio Flores presentará mañana en Filgua su última obra: “La vida es sueño”.

“¿Cómo podré comenzar ese relato que explique de una vez por todas mi vida (...)? ¿Qué chingados es finalmente la literatura sino (...) el intento de explicarse la vida y los sueños que la han atravesado y destruido o construido? Escribir es soñar despierto”, atina a decir Marco Antonio Flores en la contraportada de su más reciente colección de relatos cortos La vida es sueño. El Premio Nacional de Literatura 2006 estará en Filgua 2009 (Parque de la Industria), mañana domingo 26, a las 18:00 horas, en el Salón Otto Raúl González para presentar este libro. En esta entrevista, habla de cómo el inconsciente opera entre la realidad y la imaginación para descubrir la literatura, las necesidades de escribir y entender ciertos instantes de la vida.

Salvo un leve porcentaje, parece que Marco Antonio Flores, más personal, tiende a alejarse de detalles políticos en este nuevo libro...
– El contenido de un libro no depende de una decisión racional. La necesidad consiste en el hecho de expresar un momento de la vida. El inconsciente dicta, muchas veces, sobre qué escribir. Aunque el escritor esté ligado a la realidad, la literatura es imaginación. En este libro, el contenido no tiene que ver, en cierta medida, con una estructura lineal o una temática en específico. Obedece a situaciones, a la memoria y necesidades en diferentes etapas de mi vida. Obviamente atravesado por la realidad y escrito por la imaginación.

Sin embargo, es posible detectar escenarios recurrentes: Inglaterra, México y Guatemala.
– Lo que pasa es que vivir implica estar influenciado por una realidad. Resulta imposible dejar de tener esa conciencia del momento. Cuando viví en Inglaterra, los personajes cotidianos que conocía en un momento dado me servían para, días después, imaginar una historia en base a ellos. No creo que las ciudades sean para escribir historias sino para percibir sensaciones. El cuento utiliza parámetros del entorno en que has vivido y debe escribirse de zopetón, de una sentada mientras el inconsciente traspone una línea entre realidad e imaginación.

¿Cómo definir el inconsciente desde aspectos literarios?
– Sucede que el escritor también empieza a penetrar en la teoría de la literatura. Por mi parte, estudié psicología y desde entonces quedaron ideas de lo que era para mí lo consciente y lo inconsciente. El humano habita ambos mundos. Uno desde el cual se vive y el otro desde el cual se percibe. El inconsciente fabrica un mundo a partir de los reservorios de tu memoria. Pero el escritor tiene la capacidad de entrelazar esos dos mundos por medio del lenguaje. Al estudiar literatura, al hacer literatura, se constituye una manera de encontrar los impulsos que se van dando entre el diálogo de lo consciente con el inconsciente.

Juventud, vejez = conflicto. ¿Cuánta conciencia se tiene de ciertas etapas de la vida?
– Como te digo, las imágenes siempre van quedando en la memoria. Las sensaciones son recopiladas. Y cada cuento tiene su anécdota. Quizá la pregunta es una alusión a algo que está en este libro, un cuento que no recuerdo salvo en las impresiones de mi inconsciente (“yo no leo lo que escribo”, apunta Flores al mencionarle el título del cuento en cuestión: Polvo de Estrellas, sobre la vejez y la juventud). No es impactante y tampoco me interesa eso de llegar a viejo. Mientras tenga fuerza física y capacidad mental: yo chingo, leo y escribo. Mi vida es tan activa que no estoy pensando en babosadas, ¿entendés?

Qué decir entonces de la muerte. Su narrativa ofrece –inconscientemente– cierto tratamiento cínico sobre el tema.
– Más que cinismo es un desprecio. No me interesa la muerte, no tengo miedo tampoco. Desde los 20 años tomé la decisión que en cuanto ya no pueda responder ante la realidad y si aún estoy consciente, acabaré yo mismo con mi vida. Debe ser doloroso enfrentar la incapacidad. No obstante, he estado a punto de morir más de 5 veces (la inteligencia militar de los años sesenta y setenta atentó contra Flores en varias ocasiones). El hecho de la muerte no es un tema vital para mí. Y sin embargo, aparece, de forma inconsciente, en mi trabajo. Debo tener una obsesión oculta respecto a la muerte. Pero, como viene de lo inconsciente, no puedo enfrentarla más que con el texto. En tanto en lo consciente, te digo, tengo claro que de momento la muerte no me produce sentimiento adverso alguno.

Diario de Centroamerica / La Revista. Pág. 14. Guatemala, viernes 31 de julio de 2009.

Soñar despierto
La vida es sueño
● Marco Antonio Flores
● F&G editores, 2009

La escritura y la experiencia se emparentan tanto como la realidad y el sueño. “¿Cómo se podrá encontrar el camino de la escritura? ¿Cuál será el momento en que se puede comenzar a contar una historia?” dice Marco Antonio Flores en “La vida es Sueño”, el cuento que le da título a su nueva publicación. El libro reúne doce narraciones breves de distintas épocas, algunas viejas y otras más recientes, que incluso no habían sido publicados, varias de ellas están escenificadas en México, Guatemala o Dublín. En ellas destaca la experiencia vital, las emociones y “esa frontera entre la realidad y los sueños”. Su contenido no obedece a una estructura lineal o un tema específico, sino más bien los une el tipo de personajes—seres que se sumergen en su propia conciencia y emergen a la realidad— que intentan encontrar una explicación a la vida. A través de las historias se indaga en la existencia, la experiencia y la propia realidad que pueden siempre cuestionarse, por eso dice que “uno se va quedando solo a la mitad de los sueños. Vacío. Desesperanzado. Inútil. Las raíces se van perdiendo y uno se queda desenraizado, flotando, intentando aferrarse a un nuevo sueño que lo salve de la vigilia.”

Poeta, narrador, ensayista y periodista, la trascendencia nacional e internacional de la poesía de Marco Antonio Flores, su prosa, su teatro, su periodismo y las jornadas culturales en que el escritor se ha empeñado toda su vida le merecieron el premio nacional de literatura en 2006. Con su obra Los compañeros marca el inicio de la nueva narrativa guatemalteca. | NM | DCA.

Revista D / Prensa Libre. Pág. D-5. Guatemala, domingo 16 de agosto de 2009.

LA VIDA ES SUEÑO
Marco Antonio Flores. 104pp.
Por: Artemis Edinter

Una vez más, Marco Antonio Flores; nos vuelve a sorprender con esta nueva obra que tiende a ser una especie de regreso a lo vivido por el escritor. Él mismo dice así: <<¿Qué chingados es finalmente la literatura sino la explicación o el intento de explicarse la vida y los sueños que la han atravesado y destruido o construido? Escribir es soñar despierto. O más bien, inscribir en un papel lo que siempre se sueña despierto.>>

Siglo XXI / Magacín. Guatemala, domingo 23 de agosto de 2009.

Sueño vuelto ritmo
Por: T. Eddy Roma
I. Alejandro Azurdia

Conocido más como, novelista y poeta, Marco Antonio Flores visita por tercera vez el cuento con esta publicación, reseñada por Eddy Roma.

La obra de Marco Antonio Flores (Guatemala, 1937) es consistente en las páginas de las novelas Los compañeros y En el filo, y los poemarios La voz acumulada y Persistencia de la memoria. El cuento ocupa un sitio al margen. El contenido de La Siguamonta (1993) lo fundió con algunos relatos sueltos para armar un volumen de Cuentos completos en 1999. Diez años más tarde aparece su tercer aporte al género, La vida es sueño, con materiales escritos entre 1967 y 2006.

Marco Antonio escribe para expulsar recuerdos, para ajustar cuentas con todos y consigo mismo, para explicarse el mundo que cambia y le rodea. Si no estuvo ahí, y le contaron los hechos, acude a la imaginación para reconstruir la historia. La náusea, primer cuento del libro, recrea el suicidio de la cineasta francesa Michèle Firk, ocurrido el 7 de septiembre de 1968. Al contemplarla rodeada por la policía, consciente de que no hay escapatoria, me encuentro con la pregunta: “¿Es posible que esas ideas que nunca comprendió del todo la hayan hecho atravesar el océano para encararse con este final?” Esas ideas la llevaron a intentar el cambio del orden político en un país cuyo salvajismo le repelía.

A Marco Antonio no le basta con escribir una historia. Siempre planteará sus preguntas acerca de la vida, la muerte, el amor y la música. “El ser huma-no sólo tiene su pensamiento”, escribe en El instante de la muerte. “En él vive. Para él vive. Por eso es”. El pensamiento se ejerce, se ramifica, llega a con-clusiones que pueden refutarse con la siguiente reflexión. Es un andar incesante. Toma registro de las lecturas, rostros y emociones que se cruzan en el camino. Con ellos elaborará historias, ensayos, poemas u opiniones que compartirá a través de la prensa o la conversación.

El recuerdo tiende a embellecer o ignorar, según la voluntad de la persona, los hechos que ocurrieron. No importa si ocurrió hace cinco minutos o ya pasaron cuarenta años. “Y es que ese que vive en el recuerdo de uno mismo y rememora diariamente momentos de su vida”, nos dice el protagonista del relato Despedida, “ya no es uno sino otro que piensa distinto, que tiene otra fisonomía”. Las palabras que cito se detonan al recibir la llamada de una antigua amante. El narrador sabe que ya no guarda relación con el muchacho enamorado que fue.

El tiempo, en su marcha, vuelve desconocidos los rostros contemplados hace cinco minutos. A su antojo, prolonga la vida o aproxima la muerte. El na-rrador de El espejo perfecto acaba de sobrevivir a un intento de secuestro y asesinato en Guatemala. Instalado en México, acepta acudir a un taller de poesía. Reacio a intervenir en el debate, ocupado en sitiar con la mirada a una de las asistentes, termina por participar. Se da cuenta de que “no le hablo a nadie sino que me hablo a mí para autoconvencerme de que sigo vivo y encantado de estarlo”. Años después, la historia se invierte.

En Polvo de estrellas, ambientado en un pub irlandés, daba por descontada la conquista de una joven mesera, a pesar de la diferencia de edades. La muchacha, que veía en él un posible sostén, deja de atenderlo con la dedicación de hace un momento cuando éste le confiesa que partirá en dos días. Impone distancia e ignora sus preguntas. Al retirarse, el narrador “se sintió borracho. Pero más que eso, se sintió anciano”. Comprueba lo que Flores anotó en el escrito que da título al libro: “El sonido de la palabra hablada destruye cualquier sueño y nos instala en la realidad”.

El lector asiduo de Marco Antonio notará el parentesco del relato El rescate con el poema El combatiente, incluido en Persistencia de la memoria. Es la historia del abuelo originario de Comitán Las Flores, estado de Chiapas, sastre de profesión, expulsado del hogar por la abuela y relegado a un cuartucho en las cerca-nías del antiguo fuerte de San José. En el poema se refiere a que lo enterraron en nicho colectivo; en el relato me entero de que una de sus hijas logró recuperar el cadáver. El libro finaliza regresando al sitio donde comenzó a pensar en ritmos y palabras.

LA VIDA ES UN SUEÑO, DE MARCO ANTONIO FLORES. F&G EDITORES, 2009. 104 PÁGINAS.

Diario La Hora / Suplemento Cultural Pág. 6. Guatemala, sábado 19 de septiembre de 2009.

 

 

 

Marco Antonio Flores mejor conocido como "el Bolo" debido -entre otras razones, dicen-, a su particular modo de caminar durante su juventud, ha regresado a la escena literaria nacional con su libro "La vida es sueño", conformado por doce cuentos, en los cuales su voz narrativa es identificable.

Revista de libros

"La vida es sueño" de Marco Antonio Flores
Por: Mariano Cantoral

Tuve el gusto estar en la presentación de esta colección de cuentos agrupados bajo el título de "La vida es sueño", realizada durante la reciente Feria Internacional del Libro en Guatemala (Filgua).

Firmó mi ejemplar y le comenté acerca de mi afición por las letras y de mi admiración hacia las de él; escuchó con filantrópica atención y me animó a continuar.

Su personalidad es humanista, seguramente nata y fortalecida durante su fructífera vida literaria-personal como intelectual-militante, cualidades que otrora lo constriñeron a salir al exilio en dos ocasiones.

Los comentarios estuvieron a cargo de la escritora salvadoreña Vanessa Núñez Handal, quien esbozó un discurso ameno, en el cual combinó experiencias que ha compartido con Marco Antonio; asimismo, expuso sus apreciaciones de la obra y la vinculación que este nuevo libro tiene con anteriores entregas, por ejemplo, con la famosa novela acerca del movimiento insurgente en Guatemala, "Los Compañeros".

A pesar de su semblante circunspecto, "el Bolo" irradia la sapiencia que manifiesta en sus letras, las que merecidamente le valieron para ser reconocido hace dos años con el máximo galardón de las letras en nuestro país: el Premio Nacional de Literatura.

Las palabras en "La vida es sueño" se apetecen sazonadas por el irrefrenable transcurrir del tiempo; cada cuento es una argamasa no de cal, arena y agua, sino de melancolía, romanticismo y rudeza, una mixtura bien fusionada y lograda.

Los cuentos de esta entrega son: "La náusea", "Despedida", "La muerte del cadejo", "El instante de la muerte", "Lento sueño delirante", "Atracción irresistible", "El espejo perfecto", "Polvo de estrellas", "Madame Butterfly", "La vida es sueño", "La agonía de la traición" y "El rescate".

Cada uno de los doce cuentos permiten definir la soledad, ya no como ese estado de aridez físico que implica el aislamiento y el abandono —o quizá sí— pero especialmente como un fermento madurado con los años, una levadura de palabras que sólo alcanzan la realización, que sólo cumplen su función, acopladas con la aceleración del tiempo, los años y los daños, concretos o imaginarios, que le añaden nostalgia y nuevo bríos a los sentimientos.

El erotismo vuelve a ser protagonista, pero al igual que al tipo de soledad que ya expliqué, éste se considera un indicio innato de humanidad, sin exclusiones.

Y qué decir del plano ideológico, el típico en Marco Antonio, así como acepta grandezas, admite errores.

El autor deja huella indeleble de su existencia, permite ver tras el cristal traslúcido de sus palabras los caminos que ha transitado durante su vida y los momentos estrepitosos y memorables que han implicado sus caminos elegidos.

En los textos hay metáforas recurrentes, como la nausea y lo extraño que resulta entrar desanimado a un "pub", que es un "establecimiento donde se sirven bebidas alcohólicas, no alcohólicas y refrigerios bajo las premisas del país correspondiente", después de deambular solo por las calles; entre otras.

Marco Antonio no habló durante la presentación del libro, a pesar de que hubo un momento para realizarle preguntas, nadie rompió el hielo, pero sí firmó pacientemente todos los ejemplares, acaso porque no hay más que preguntar, pues si de incógnitas se trata:

"¿Qué chingados es finalmente la literatura sino la explicación o el intento de explicarse la vida y los sueños que la han atravesado y destruido o construido?" (De contraportada). Y la respuesta está circunscrita en la duda.

"La vida es sueño", pues, es un viaje descriptivo intenso y penetrante, durante el cual es posible distinguir a un narrador febril (inquieto), sensible al drama de los recuerdos y apaciguado en otros momentos.

Marco Antonio no se desapega de su tradicional vigor lírico y narrativo ni del nervio literario al que ha acostumbrado; encarna personajes, acaso por empatía; la variación de los tiempos gramaticales de cuento a cuento son notables muestras de mutabilidad emocional y versatilidad como escritor; el relator, a veces protagonista, es omnipresente, es decir, "está en todo".

La prosa de Marco Antonio, atestada de una fuerte carga poética, no se ha devaluado (como sí nuestra moneda) a través de los años, las letras más bien parecen haber adquirido nuevos espesores y sabores; como muestra un botón:

"Las cosas no salieron bien. Todo se desmoronó. De nuevo huir para salvar la vida. Una vida que no era la más hermosa. Que no cumplía las expectativas. Sólo me mantenía vivo la necesidad de sobrevivir, de ganarles la partida" ("El espejo perfecto").

Personalmente, espero que en un futuro podamos degustar más palabras de Marco Antonio Flores, y sí estas, mis palabras, llegan a sus ojos, le deseo decir que la edad es un prejuicio psicosocial patológico; su pluma, la suya, mientras hayan lectores, será sempiternamente joven.

No, no me atrevo a emitir un comentario que pretenda ser objetivo acerca de la obra de "el bolo", me falta la valentía para enfrentarme a su sintáctica, o me sobra admiración, no sé; mejor otro fragmento de "La vida es sueño":

"Alguna vez va a encontrar al hombre que quiere. Este no sirve. No le sirve para nada. Lo único que le aterra es la soledad. Y la vejez. Pero aún tiene muchos años para buscar" (página 40, cuento El instante de la Muerte).

El último cuento de la entrega, titulado "El rescate", es una epopeya consanguínea por la supervivencia que no siempre se consigue, trata de la búsqueda implacable de una niña desamparada a su padre enfermo, a quien finalmente halla en circunstancias impactantes.

Repito, no me atrevo a emitir un comentario que pretenda ser objetivo, más bien considérense estos pedazos de palabras, las mías, apreciaciones de un aficionado, una muestra de respeto y admiración hacia un gran escritor, dignamente guatemalteco.

FICHA TÉCNICA

AUTOR: Marco Antonio Flores
TÍTULO: La vida es sueño
PAÍS: Guatemala
EDITORIAL: F&G Editores
COLECCIÓN: Premio Nacional de Literatura, número 1
AÑO: 2009
PÁGINAS: 100
ISBN: 978-99939-951-2-8

SEMBLANZA

Marco Antonio Flores nació en Guatemala, en 1937. Es poeta, narrador, ensayista, periodista. Ha sido catedrático en las universidades San Carlos y Rafael Landívar, de Guatemala; becario en el Sistema Nacional de Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, de México. Ha dictado conferencias en universidades y centros culturales de México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Panamá, España, Alemania, Inglaterra e Irlanda.

Ha desplegado una intensa actividad cultural como coordinador de talleres literarios, cursos de literatura y editor, tanto en México como en Guatemala. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, francés y alemán. En dos ocasiones salió exiliado de su país.

Es autor de los libros de poesía "La voz acumulada" (1964), "Muros de luz" (1968), "La derrota" (1972), "Persistencia de la memoria" (1992), "Crónica de los años de fuego" (1993), "Un ciego fuego en el alma" (1995), "Reunión, Poesía completa, Volumen I" (1992), "Poesía escogida" (1998), "Reunión, Poesía completa, Volumen II" (2000), "Antología personal 1960-2002" (2008); de las novelas "Los compañeros" (1976), "En el filo" (1993), "Los muchachos de antes" (1996), "Las batallas perdidas "(1999), "Comrades" (Inglaterra, 2008); de los libros de cuentos "La siguamonta" (1993), "Cuentos completos" (1999); de la crónica histórica "Fortuny, un comunista guatemalteco" (1994); de las obras de teatro "Entremés para cantar" (1972), "El entrenador" (1997), "Teatro completo" (2006); de un libro collage "Los rollos que quedaron" (1997). Ha recopilado sus columnas periodísticas en un volumen "Pan pa' mi matate" (1995); y en ensayo, "Poetas guatemaltecos del siglo XX" (2000).

elPeriódico / Cultura y ocio. Opinión. Pág. 15. Guatemala, sábado 19 de diciembre de 2009.

Los libros de 2009
Por: Luis Aceituno

Presentamos una selección de publicaciones nacionales aparecidas durante este año que termina.

“La vida es sueño”
(F&G editores, 2009)

Marco Antonio Flores

Recopilación de la más reciente narrativa breve del autor de “Los compañeros”. Son 12 cuentos que parten de la memoria, la desesperanza, de la implacable lucidez que dan los años y la distancia. “Escribir es soñar despierto. O más bien, inscribir en un papel lo que siempre se sueña despierto”, nos recuerda Flores y se pregunta “Qué chingados es finalmente la literatura sino la explicación o el intento de explicarse la vida”.

Siglo XXI / Magacín. Pág. 8. Guatemala, domingo 27 de diciembre de 2009.

La vida es sueño
MARCO ANTONIO FLORES
COLECCIÓN PREMIO NACIONAL DE LITERATURA.

“Qué chingados es finalmente la literatura sino la explicación o el intento de explicarse la vida y los sueños que la han atravesado y destruido o construido? Escribir es soñar despierto. O más bien, inscribir en un papel lo que siempre se sueña despierto”, dice el autor.

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